CRÓNICA: Perú está condenado a sufrir: La bicolor anota, pero un error nos sepulta a seguir últimos en las Eliminatorias
El día, o mejor dicho la noche, acabó tarde en el Estadio Nacional. Como acostumbraba hacerlo en Universitario, Jorge Fossati ordenó que quienes jugaron poquito y los que se quedaron viendo el partido desde la banca y la tribuna, se dedicaran a entrenar por el lapso de una hora. Y así lo hicieron. Los otros, en cambio, fueron directo a los camerinos. Ahí tuvieron dos visitas: uno fue Yoshimar Yotún y el otro Raziel García. Yoshi, en proceso de recuperación, se reencontró con viejos amigos y departió un buen rato con los seleccionados, mientras que la aparición de Raziel, que hace algún tiempo era una de las grandes apariciones y hoy juega en Segunda con la San Martín, causó sorpresa, pero también buen ánimo.
El que no esperó a que acabe el partido fue Paolo Guerrero. El Depredador se retiró mucho antes del Nacional, quizá preocupado por dormir a tiempo y cumplir con el estricto régimen impuesto para llegar en optimas condiciones a su debut del próximo fin de semana, o tal vez para evitar simplemente encontrarse con cientos de hinchas a la salida que alboroten su paciencia y su buen humor.
Lo cierto es que los seleccionados dejaron el Nacional cerca de la 1 de la mañana. Tanto fue el trajín que el último en salir de entre todos fue Carlos Zambrano, quien tuvo que picarla porque el bus casi arranca sin él. El defensor debió acelerar el paso para no quedarse.
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Día de entrenamiento
Lo dicho en un inicio no fue exacto. Es cierto que hubo algunos a los que se les dificultó conciliar el sueño, pero también es verdad que a la mayoría el sabor amargo del empate los fastidió por largo rato. Sí, Perú mostró más orden táctico y un mediocampo mucho más eficiente. Riguroso para la recuperación y la marca, con mejor panorama en el medio y un doble punta (Lapadula y Valera) que funcionó. Varios aciertos por destacar, aunque no se logró el resultado. Solo un empate que para las sumas y restas solo es una victoria moral. En la tabla de posiciones seguimos últimos.
Por eso la mañana empezó difícil. Sin acceso a la prensa y con un entrenamiento ligero en el que Jorge Fossati tomó la palabra. Un mensaje a la conciencia y la aceleración del ánimo para resaltar lo positivo y dejar como tarea el subsanar los errores.
“¡Cabeza arriba!, nos hemos sacado la mi...¡Todo suma!, buena, buena, buena”, era la arenga apenas acabado el encuentro ante Colombia, con Pedro Gallese y Aldo Corzo como líderes alentando en voz alta. La mañana siguiente se repitió la arenga con un mensaje más calmo, pero sincero. Perú seguirá peleando.
El sábado también fue para la familia. Hubo acceso de los familiares, los hijos, los padres, los hermanos y los amigos muy cercanos. Los seleccionados necesitan retomar energías y llenarse de buenas vibras y positivismo, por lo que el encuentro programado con sus seres queridos cayó a pelo. Ideal también para lograr distenderse y relajar la mente. La carga emocional que partidos de este calibre genera puede ser gravitante a la hora de enfrentar a Ecuador en la altura de Quito. Los mensajes de aliento, los abrazos y los buenos deseos dan ánimo, pero sobre todo, fuerza.
Las oportunidades
Recién este domingo el técnico Jorge Fossati hará trabajo táctico pensando en Ecuador. Aunque es complicado hablar de cambios o nuevas apuestas, el once base está y es poco probable que cambie mucho. Atrás nada se toca y en el mediocampo, el tridente Peña-Tapia-Cartagena está firme también. López y Advíncula de igual manera, mientras que la dupla Lapadula-Valera ha sido de muy buen gusto para el comando técnico.
Por otro lado está Jean Pierre Archimbaud, que entró ante Colombia y en Quito es una primera alternativa teniendo en cuenta su adaptación a la altura por jugar en Melgar. Es una pieza de recambio clave para -según el plan- se tenga que defender el resultado. O en todo caso, la situación obligue a resistir.
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En el otro extremo está la ilusión de Maxloren Castro, el adolescente de 16 años al que Fossati ha adoptado como hijo propio, pero que -por las diferencias de edad- bien podría ser su nieto. El uruguayo le habla mucho, le corrige, lo alienta, le enseña. Las probabilidades de que esta vez se quede en lista son mínimas, pero el extremo siempre sueña en grande y confía en sus capacidades. Ante Colombia vio el partido con un nudo en el pecho y en Quito espera tener una oportunidad, aunque respeta mucho lo que el Nono decida.
También están Joao Grimaldo y Oliver Sonne. Lo del segundo es muy poco probable debido al riesgo de estrenarse en la altura, mientras que Grimaldo podría entrar en la lista al tratarse de una variante explosiva que puede ser decisiva en los últimos metros. Los tres, que vieron el duelo ante Colombia desde la tribuna, esperan la decisión con ansias.