16/11/2024

Cueva, el coleccionista de ampays que bebe, fuma y no juega: ¿qué decisiones alista Fossati con el ídolo sin equipo? [VIDEO]

Hace 4 meses

Cuánto tiempo le resta a Christian Cueva para ganarse un lugar en la lista de Jorge Fossati a un mes de la convocatoria, qué requisitos debe cumplir y cuánto afectan sus reiterados protagonismos extradeportivos

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Cinco años después de ese convulso episodio, otra vez una cámara de televisión vuelve a captar al divo de la pelota en una misma escena: miccionando bajo el amparo de la noche y desentendido de los riesgos que mear en un espacio público implican para una reputación como la suya, tan venida a menos pese a los esfuerzos de su nuevo Gareca, el uruguayo Jorge Fossati. Tanto tiempo después, entonces, queda claro que aunque las circunstancias son distintas, Cueva sigue siendo un futbolista que vive de sus pies aunque eso también implique tomar decisiones con sus extremidades.

Christian Cueva ya suma más minutos de juego en pichangas que en la reciente Copa América. Y, muy posiblemente, más goles en canchitas peloteras que en los tres últimos años con la selección peruana. El genio del amague vive por estos días intentando resolver su futuro inmediato a nivel profesional, mientras que a la par parece disfrutar de ser el centro de atención de improvisados fulbitos y vigorosos fulvasos.

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Su comportamiento público no es sorpresa. Siempre ha sido así. Sin filtros y con poco interés por cuidar su imagen. Pasa que anteriormente, su abrumadora dinámica para cautivarnos con la blanquirroja lo justificaba todo. Desde las pichangas prohibidas, los ampays amorosos, hasta los escándalos extradeportivos como mear en la calle. Un gol suyo o un amague circense para el pase gol milimétrico bastaban celebrarle sus palomilladas con esa cumbia tan suya que -sin saberlo- advertía el futuro: El Cervecero de Armonía 10.

Mientras tanto, en la otra orilla del hoyo, el todavía entrenador de la Blanquirroja ve convulsionar sus aspiraciones deportivas, tan bien planeadas previo a la Copa América y duramente cuestionadas luego de un rendimiento deplorable y que pone la soga cada vez más cerca de su cuello. Cueva, una de sus grandes apuestas, seguramente es hoy una de las razones por las que sus preocupaciones se han disparado, a menos de tres semanas de consolidar la lista de convocados para los duelos de Eliminatorias ante Colombia y Ecuador en septiembre próximo.

Cueva fue la primera apuesta seria de Fossati, que optó por arroparlo en la Videna y llevarlo luego de viaje a la Copa América, dándole más minutos que a jugadores diez años más jóvenes y con más futuro como Joao Grimaldo. Las intenciones del técnico uruguayo eran sinceras. Luego de un mapeo al universo de convocables, entendió que era más viable recuperar al ídolo perdido que encontrar uno nuevo. Es así como ante Canadá puso en cancha a un Cueva que llevaba más de ocho meses sin jugar y días después, lo premió con el último cuarto de hora ante la Argentina campeona del mundo, aun teniendo que sacrificar para eso a opciones como Piero Quispe, que ese partido lo vería todo desde la banca.

Un mes después de la peor eliminación de una selección peruana en casi tres décadas, Cueva todavía no encuentra equipo y aunque se sigue hablando de propuestas como las de Cienciano y César Vallejo, el caso es que el mediocampista todavía sigue desempleado y con cada vez menos afinidad con el hincha. Su sonrisa cachacienta y picardía han perdido atractivo y más bien parecen transformarse en hartazgo por el futbolista que hace vida de retirado con apenas 32 años.

Cueva no ha cambiado. Solo ha dejado de jugar al fútbol. Lo que normalizamos en su conducta, hoy a la mayoría aterra y desaprueba cuando hasta hace un par de años era parte del anécdota. Que Gareca haya podido contenerlo y aprovecharlo al máximo no implica que Fossati tenga la misma suerte. A eso hay que agregarle que el físico que encontró el Tigre fue de un futbolista de 25 años. Siete años después y perjudicado por los desarreglos y las lesiones, sus últimos amagues con 32 años solo funcionan en cámara lenta.

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Restan alrededor de cuatro semanas (un mes) para que Fossati anuncie a los convocados a la fecha eliminatoria que posiblemente defina la suerte de la Blanquirroja. Teniendo en cuenta que la lista se define días antes, a Cueva le restarían entre dos y tres semanas para volver a jugar a nivel profesional y demostrar que todavía sigue vigente. Esto se complica ya que todavía no encuentra equipo y de lograr un acuerdo, debería tomarse unos días para su puesta en forma física y la adaptación a su nuevo equipo. Ir de menos a más en cuestión de minutos sería lo más lógico, por lo que un supuesto llamado de Fossati difícilmente se definirá por su actualidad.

Por lo pronto, se sabe que el técnico uruguayo espera que Cueva cumpla con unos requisitos mínimos: firmar por un equipo y entrenar a la par de un plantel en competencia. Por ahora, el mediocampista no ha cumplido con ninguno. Los días que restan de esta semana deberían ser cruciales para afianzar los argumentos de una nueva convocatoria. Su falta de juego y el reiterativo protagonismo del volante en temas extradeportivos pueden agotar la paciencia y esperanza del entrenador. Que Cueva haya sido captado fumando, bebiendo alcohol y orinando en un lugar público no debe tener muy contento a un seleccionador que supuso, era capaz de devolvernos al jugador más decisivo, hoy nuevamente convertido en un meador intempestivo.





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