Y quizá, una de esas conclusiones sea arriesgar menos y recordar más.
—La famosa línea de 5—
Veinte minutos y monedas duró el proyecto de 5-4-1, de 3-5-2, de defender con más hombres que el rival que preparó Juan Reynoso para este partido. Dejábamos espacios entre líneas que eran rápidamente invadidos por los expertos alemanes. Tenía lógica entonces sacar a Tapia de la cueva y marcar más adelante, anticipar: Alemania juega a velocidad crucero, su verticalidad no revisa apellidos titulares y en este proceso de cambio, lo único que no cambia es su potencia de panzer. Marius Wolf, 27 años, hombre del Dortmund y mediocampista lateral de Alemania, es una prueba de esta precisión. Lobo, qué estás haciendo: por derecha apagó a López, forcejeó con Abram y cuando tuvo la posibilidad de acuchillar el área, tiró un sablazo que concretó Niclas Füllkrug para el 2-0 antes que termine el primer tiempo. Que lo haya anotado el goleador de la Bundesliga puede ser un consuelo. Desconcertado, Perú miraba, en cámara lenta, apabullado ante ese vértigo.
Lo urgente era volver a dos líneas de cuatro y dejar al hombre más creativo y veloz con otra libertad. Con André Carrillo así, en el segundo tiempo Perú ocupó mejor el campo y la posesión entre uno y otro, algo se equilibró.
¿Se pueden sacar conclusiones? Sí, siempre. Las visibles al menos. 1) Jugar con dos carrileros implica una educación para la marca, el despliegue y la disciplina que no necesariamente entrenan en sus clubes Advíncula -en Boca- y López -en Feyenoord. Quizá exista allí una chance para Polo, resucitado en ese mismo sistema por Jorge Fossati en la ‘U’. 2) Difícil imaginarse a este equipo sin un hombre tipo Cueva, que le dé lucidez del medio hacia adelante, que transforme lo que se recupera en masa, en una jugada de peligro a favor. 3) Tenemos un gran arquero. Muy atajador bajo los tres palos. Que habla duro: “Nos costó la línea de 5. Y no fuimos fuerte a las divididas”.
Este, sin embargo, no es el equipo titular de Perú. Ni hay certeza de que esta es la idea para las Eliminatorias. Ha sido una búsqueda de opciones sobre el plan con el que la selección viene hace 8 años: tener la pelota, asociarse, hacer daño desde el pase certero y el juego. Las viejas sociedades tipo Orejas-Trauco-Yotún. Eso que creíamos eternidad. Y en ese proceso, a siete meses del inicio de las Eliminatorias, la selección necesita un rival que lo desnude, revele sus fragilidades, lo aterrice. Para eso sirve, también, jugar ante Alemania. Perder con Alemania. Sino, mejor no salimos nunca de Videna.