Jean Deza es el claro ejemplo de la autodestrucción. El poco talento que parecía tener siempre vivió por debajo de los escándalos y las faltas de respeto en distintos clubes o la selección peruana, a la que siempre quiere volver. La última de sus exposiciones ha sido la pelea verbal con Santiago Silva, su compañero de equipo en Cienciano. Justamente en el cuadro cusqueño, que le dio la chance de volver a la palestra, tendrá la enésima oportunidad de enderezar el camino a sus 29 años.
Criado en una zona ‘picante’ del Callao, Deza se caracterizó por varias cosas: su habilidad con la pelota, pero también su afición por los ‘brindis’ desde corta edad, lenguaje con lisuras, vestimenta llamativa y nula disciplina desde que le dieron la chance de entrar al fútbol profesional. Nunca aprovechó las oportunidades.