En las últimas semanas, WWE se ha convertido en el centro de la noticia no por sus grandes luchas o superestrellas, sino por un acto que se veía impensable por el desarrollo de los acontecimientos de los últimos años: quien lo lideró y masificó por décadas, Vince McMahon, estaba de regreso con el fin de vender la empresa.
Tras ser separado por escándalos sexuales, el patriarca de la familia McMahon forzó su regreso como accionista mayoritario de la empresa para buscar posibles compradores a la compañía más grande de lucha libre en el mundo. Si él no regresaba a la junta directiva, no iba a aprobar ninguna negociación televisiva de cara al 2024 (él posee el mayor de todos los votos).