Alianza Lima es campeón porque juega con algo que cuando late al ritmo de Matute, el sentimiento se hace más grande. Y si de emociones se trata, quien mejor que Chicho Salas para personificar el cariño por la blanquiazul.
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Esta tarde se hizo viral un video: “Jugaron Kaká, Robinho, Ronaldinho… Farfán, Guerrero, Pizarro, y la figura: Chicho Salas”. Las palabras de Daniel Peredo de aquel Perú 1-1 Brasil de las Eliminatorias 2010 grafican lo que es el corazón de Chicho.
El corazón de Salas es ese, el de formar la pirámide para celebrar el gol de Lavandeira y de paso darle un par de indicaciones a Barcos. Tiene la grandeza de llamar a los trabajadores del club para que también celebren. De convocar a Jefferson Farfán para que levante la Copa. De abrazar a todos, de felicitar a cada uno.
Chicho es un gigante de 1.70. Es un monumento que es capaz de quedarse sin voz con tal de que sus indicaciones -y sus sentimientos- se escuchen en todos los rincones. Es el técnico líder y amigo, que acepta un ‘apanao’ de felicidad por su primer título como entrenador.
“Con la llegada de Chicho cambió un poco el aire. El equipo se dio cuenta que tenía que salir de, bache, pensar en el grupo en vez de cada uno”, cuenta Hernán Barcos sobre el Chicho. Porque Salas nunca dudó en agarrar el fierro caliente que es un grande en crisis. Lo hizo en el 2020 -ganó a Melgar en esa lucha por no descender, pero no le dieron continuidad- y lo vuelve a hacer este 2022 para decir que este Alianza estaba para Bicampeón.
Es el Chicho al que no le tiembla el dedo para señalar a los culpables de la temporada 2020. Su aliancismo está por encima de las formas cuando el momento lo amerita. Es el Salas que celebra con su familia ante toda la prensa.
Celebró los títulos del 2001, 2003, 2004 y 2006. “Sentido de pertenencia”, se dice dentro de Matute -Jaime Duarte suele repetir esa frase-. Y Chicho lo llevó a lo más alto. Tras su retiro, pasó a entrenar en las menores de Alianza. En el 2018 asumió el equipo de reserva y este 2022 llegó al primer equipo para gritar campeón. Seguirá al mando, siempre con el corazón blanquiazul por delante.
El título
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