No es una casualidad que Gareca haya sido tendencia en esa jungla de 280 caracteres donde el que menos se relame creyendo tener la razón. Hay quienes estaban a la espera del primer traspiés de la selección de Reynoso para soltar su arsenal de cuestionamientos. Es entendible el apego, pero es más sano mirar hacia adelante.
México es uno de los mejores rivales que podía tocarnos en esta primera muestra. Más allá de que no está en su mejor momento es un contrincante que cada cuatro años juega los octavos de final en las Copas del Mundo. El gol de Hirving ‘Chucky’ Lozano a los 84 minutos revela que somos un equipo en construcción. Por qué tiene que escandalizarnos.
A tomar nota
La lesión de Santamaría no nos ha permitido observar un mejor acople con Callens, pero a ambos les ha quedado clarísimo que si quieren mantenerse en el once deben tocar con más prestancia e intercalarse mejor en las coberturas.
Por las bandas, a López le costó el primer tiempo. Y Reynoso no dudó en hacérselo saber. Con los minutos se asentó.
Advíncula demostró confianza con algunos amagues que descolocaron a sus marcadores.
Pero quienes obtuvieron una nota más destacada fueron los hombres del medio: el candado que Tapia y Aquino pueden llegar a formar podría ser una de nuestras grandes fortalezas en el futuro inmediato.
Flores anduvo en otra sintonía. Pero, lo sabemos bien, lo suyo es la practicidad del gol. Carrillo desniveló y esperamos que lo siga haciendo por un buen rato ahora que está en la base tres. Cueva, en tanto, es quien más sufrirá bajo esta filosofía: el que no marca, no juega. Así de simple.
Lapadula tuvo sus chances en medio de su atolondramiento. Y Ruidíaz reapareció. ¿Da para conclusiones anticipadas? Se está tejiendo una idea. Tiempo al tiempo. Que venga El Salvador el martes.