22/11/2024

Mario Canessa Oneto: ¿Fue Pancho Segura campeón mundial?

Sábado 23 de Enero del 2021

Mario Canessa Oneto: ¿Fue Pancho Segura campeón mundial?

Hace seis décadas, agencias internacionales difundieron la noticia de los tres títulos del mundo ganados por el tenista ecuatoriano. En el país se cuestionaban esos éxitos.

Hace seis décadas, agencias internacionales difundieron la noticia de los tres títulos del mundo ganados por el tenista ecuatoriano. En el país se cuestionaban esos éxitos.

Hace pocos días volví a leer el artículo periodístico titulado ‘Un morocho en busca del Tío Sam’, escrito por el reconocido periodista Ralph del Campo, publicado por diario El Telégrafo el 19 de junio de 1940. Pocas veces he leído una nota periodística que en su contenido enaltezca la teoría de los acontecimientos afectivos. Del Campo, con elocuente lenguaje literario, hizo reflexionar a sus lectores en torno a lo que iba a enfrentar en su futuro el tenista ecuatoriano Pancho Segura.

‘¡Se va Segura! El grito va abriendo campo en la amplitud de la calle, entre una sinfonía de bocinas, de voces roncas, hasta perderse a través de nubes de polvo… Pancho, te ha llegado la chance que más ambicionabas, te vas a la ciudad de los rascacielos y de los ruidos clamorosos. Vos sos un morocho en busca del Tío Sam, no cambies nada, aunque te den el oro del National Bank. Sigue siendo el muchacho modesto y sencillo que yo conocí, vencedor o vencido siempre modesto y franco. Piensa siempre en tu vieja, esa viejecita tan noble, no le falles nunca con tus letras que serán el mejor remedio para su llanto”, decía. Para ubicarnos en el contexto de esa época debemos recordar que Guayaquil tenía cerca de 200.000 habitantes y existían los clubes sociales y salones exclusivos para uso de personajes de clase alta.

Títulos de 1950, 1951 y 1953 llevaron a Segura al Salón de la Fama.

La división de clases era notoria y Pancho Segura no estaba excluido de aquello. Y lo sufrió. Su padre Domingo Segura trabajaba en el Guayaquil Tenis Club y llevaba a su hijo, de apenas 6 años, para que ayudara a pasar bolas. Varias veces el pequeño Pancho fue recriminado por sentarse en alguna silla del club, ya que su puesto debía ser la escalera. Realizaba prácticas de tenis a escondidas, con raquetas desechadas por los socios, parchadas y con cuerdas remendadas. La vida de Segura, por esos años, encaró muchas segregaciones. En 1937, con 16 años, fue seleccionado de Guayas para el Campeonato Nacional Absoluto, en Quito. Fue a la capital y ganó el título derrotando a todos sus rivales. Pero enfrentó también contrariedades como fue la desaparición de su raqueta antes de la final. Pudo jugar porque un aficionado le prestó una raqueta. En el viaje de ida ya Pancho había sufrido algunos desprecios. El periodista José Navarro cuenta que cuando el tren se detuvo en Riobamba, toda la delegación de tenistas de Guayas se fueron a almorzar a un hotel y a Segura le dieron lo justo para que en la tienda de la estación se comprara un jugo y una fundita de chifle.

A su regreso, Pancho Segura comenzó a ser reconocido por el poder de sus raquetazos. Luego fue seleccionado ecuatoriano y ganó medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de 1938, en Bogotá. Se conoció que delegados de los otros países intentaron descalificarlo porque lo consideraban profesional: alegaban que ganaba dinero como pasabolas. Esa tesis fue derrotada por la vigorosa defensa del presidente de la delegación ecuatoriana, Galo Plaza Lasso. El tenis de Segura ya era reconocido en Sudamérica y es así que dos socios, Juan Francisco Reyes y Juan Chérrez, le gestionaron una beca para que se fuera a jugar a Estados Unidos. Se consiguió que el gobierno de Andrés F. Córdova le asignara una partida de 100 sucres mensuales y así, el 19 de julio de 1940, Pancho se embarcó en el vapor Santa Lucía, donde las vicisitudes volvieron a encontrarlo. Abandonado, sin el cumplimiento de lo ofrecido, quedó a la deriva y fue desalojado del cuarto donde vivía por no pagar el arriendo, hasta que apareció el cónsul de Bolivia en Nueva York, que lo vio en una práctica, y le ofreció posada.

Así comienza la historia de quien luego conquistó la gloria y el reconocimiento mundial. Su nombre está en el Salón de la Fama del Tenis. Ganó en 1950, 1951 y 1953 el Mundial de Tenis, pero como es común en nuestro país el reconocimiento de los méritos a los ecuatorianos requiere de mucho esfuerzo, siendo más fácil que se acepten los méritos y éxitos de los extranjeros.

Aunque parezca mentira algunas personas con influencia social cuestionaron la validez mundial de los títulos de tenis profesional obtenidos por Segura al alegar que la entidad liderada por el tenista norteamericano Jack Kramer reclutó a los mejores jugadores del mundo para presentarse a lo largo y ancho del mundo y que culminaba con el Campeonato Nacional de Estados Unidos. Los contradictores aseguraban que Kramer organizaba torneos de exhibición en los que jugaba Segura. Los opositores ecuatorianos patrocinaban tal falacia hasta que esa teoría se desbarató cuando se oficializó, a través de información de agencias de prensa, que los títulos de tenis de Pancho tenían categoría mundial.

Los contradictores decían que ganó torneos de exhibición.

Agencias prestigiosas como Associated Press difundieron al planeta el 4 de julio de 1951: “El ecuatoriano Francisco Segura Cano ganó el Campeonato Mundial de Tenis Profesional por segunda ocasión al batir en tres sets al californiano Richard González por 6-3, 6-4 6-2”. Segura confirmaba así su supremacía porque en 1950 había derrotado a Frank Kovacs, fornido tenista estadounidense, que en la foto para el recuerdo aparece junto a Segura y son notorias las diferencias físicas. Kovacs medía 2 metros y pesaba 200 libras; mientras, Segura medía 1,65 metros y no pesaba más de 110 libras.

Reconocimientos

Cuando se conoció la noticia del triunfo del compatriota, la prensa ecuatoriana comenzó a recoger los pasos del morocho que fue a conquistar la gloria en tierras del Tío Sam. Mientras tanto, los personajes que no querían reconocer los títulos mundiales de Segura tuvieron que pasar al ostracismo, la cantidad de triunfo. Las múltiples expresiones de reconocidos periodistas del mundo y de las autoridades del tenis silenciaron a los incrédulos.

El 27 de febrero de 1966, el reconocido periodista deportivo Jim Murray, de Los Angeles Times, publicó cuando ya Pancho tenía 45 años una inspirada reseña que reconocía la majestuosa trayectoria de Segura y cómo superó las rancias diferencias y exclusividad del tenis. Murray textualmente escribió: “Cuando Pancho Segura emigró de Ecuador para unirse a la aristocracia atlética, ellos estuvieron tentados a preguntarle a dónde había parqueado el burro. Pancho, cuyo padre fue un hombre que cuidaba las canchas de un club, no se asemejaba a ningún Barón de la Aristocracia. Pancho no solo que tenía las piernas arqueadas, sino que tenía los pies virados, y usaba dos manos en sus golpes porque con sus 110 libras no tenía suficiente fuerza para girar una raqueta de 14 onzas. Él se convirtió probablemente en el jugador más popular que alguna vez existió. Fue tan suave como un solo de guitarra, tan tostado por el sol, tan tenaz y tan seguro regresando la bola como una puerta de un garaje. Segura siempre necesitó una raqueta de tenis y un gran corazón”.

Así era el triple campeón mundial, nunca cambió. No se equivocó Ralph del Campo en 1940 cuando lo describió antes de ser famoso. Eran los tiempos que a Segura ya lo reconocían en las calles guayaquileñas y él respondía con una sonrisa amplia y fresca, haciendo un leve movimiento de cabeza o agitando las manos en señal de gratitud. Así fue siempre el campeón del pueblo, un criollazo a carta cabal. (O)

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