Triunfos y actuaciones destacadas en carreteras de Europa sitúan a Ecuador en la mira del ciclismo mundial. Si bien ha sido escasa la presencia tricolor en la élite, los nombres de Richard Carapaz, Jhonatan Narváez, Jonathan Caicedo, Alexander Cepeda y Jefferson Cepeda se han vuelto referencia ecuatoriana del deporte del pedal en los últimos años.
Y esos nombres han estado acompañados de victorias; la más sonada, la de Carapaz en el Giro de Italia de 2019.
Hoy con el equipo británico Ineos Grenadiers, la Locomotora disputa el Tour de Francia; Narváez, compañero del carchense, fue el mejor joven en el Tour de Valonia y ganó en agosto la Coppi e Bartali en Italia. Caicedo se destaca en el EF Pro Cycling, al igual que Alexander Cepeda con los italianos del Androni Giocattoli-Sidermec y Jefferson con el español Caja Rural-Seguros RGA.
Cada uno ha sobresalido casi que por su cuenta, sin apoyo dirigencial de hecho. Y frente a un calendario de pruebas inexistente en el país, han encontrado la clave en su paso por Colombia, una potencia del ciclismo en América.
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“Estos nombres pasan a ser históricos en el ciclismo nacional”, refiere Pedro el Águila Rodríguez, quíntuple campeón de la Vuelta Ciclística al Ecuador entre 1988 y 1995.
“Si bien el paso por Europa de estos muchachos ha dado un nombre al ciclismo nacional, será difícil que en breve otros talentos puedan seguir sus pasos, peor superarlos”, consideró el carchense.
Razones hay de sobra y entre las principales están la falta de competencia y apoyo interno.
“No hay ciclismo, no hay evolución. Si no tenemos actividad, no saldrán más corredores y este grupo de ciclistas brillará hasta cuando llegue su tiempo, sus años, y entonces se perderá el ciclismo en el Ecuador”, dijo a este Diario el entrenador Paulo Caicedo.
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Sin apoyo y sin competencias, los ciclistas ecuatorianos deben migrar para mostrarse, y en ese paso es fundamental correr en tierras cafeteras.
“Nuestros ciclistas terminan de formarse en Colombia. Su presencia en equipos de allá es indispensable para que brillen, porque en ese país hay cazatalentos en todas las competiciones, que son muchas”, señaló Ernesto Almeida, periodista especializado.
Esto último es un criterio unánime. En el país faltan carreras, “en el 2019 tuvimos seis pruebas incluidas la Vuelta al Ecuador”, dijo Almeida. El comunicador carchense agregó que “con esa actividad, si los corredores se quedan acá no pasa nada, por eso deben ir a competir y mostrarse afuera”.
Ventana para Europa
Los ecuatorianos han tenido a Colombia como una ventana para su salida al WorldTour.
“Solo así tuvieron la oportunidad de continuar con sus carreras, en equipos de un país con mayor trascendencia ciclística, porque hemos tenido grandes talentos, pero a falta de oportunidades no lograron trascender; por eso, la clave para ellos ha sido el paso por Colombia”, apuntó Rodríguez.
Caicedo es rotundo. “Dependemos de Colombia para brillar”, dijo el entrenador del extinto equipo Coraje Carchense, que sin auspicio fue disuelto en enero, con lo que la provincia norteña, y en especial la ciudad de Tulcán, declarada Capital del Ciclismo ecuatoriano mediante resolución de la Asamblea Nacional en el 2018, se quedaron sin representación.
Sin competencias, Ecuador “no es atractivo para los cazatalentos”; sin embargo, además de la actividad, se necesitan “contactos” para “recomendar” a los corredores.
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“No se gana nada siendo primeros en la Vuelta al Ecuador si afuera no nos conocen. Esto también es de contactos, no solo de tener nombre. Nuestros ciclistas que ahora brillan fueron a Colombia pidiendo espacio, recomendados con gente conocida”, dijo Almeida.
Caicedo lo confirma. “Por amistades se pudo mandar a Richard y Jonathan (Caicedo) a Colombia para que crezcan, de ahí saltaron a Europa. También pasó con los primos Cepeda, todos ellos trabajaron con nosotros en Coraje Carchense”.
Pero esa relación directa con el ciclismo colombiano tiene una derivación en lo referente al reconocimiento de los ciclistas ecuatorianos a nivel mundial, “el que Colombia se adjudique la formación de nuestros ciclistas, porque allá se catapultaron”.
Esta es una realidad que no se puede esconder, según Almeida. “Cuando Colombia dice que el triunfo de Carapaz o Caicedo les pertenece, yo sí estoy de acuerdo porque terminaron de hacerse allá; si se quedaban en Ecuador no pasaba nada, no trascendían y no estarían brillando afuera”, enfatizó el periodista carchense.
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Las “puertas abiertas” en Colombia permitió crecer a los pedalistas tricolores, porque contaron con oportunidades que otros no llegaron a tener y aunque con talento y condiciones se perdieron.
“Esa competencia a nivel internacional les ayudó, y aunque nos relacionan mucho con el ciclismo colombiano, acá hay un talento particular, porque hay ambición de conseguir sus propios sueños, por llegar lejos, ganas de correr eventos importantes. Este grupo y varios de los que han destacado en el país estos años llevan el ciclismo en las venas, solo falta por oportunidades”, concluyó el Águila Rodríguez. (D)