25/11/2024

Mario Canessa: ¿Por qué nunca toman en cuenta a técnicos ecuatorianos?

Sábado 15 de Agosto del 2020

Mario Canessa: ¿Por qué nunca toman en cuenta a técnicos ecuatorianos?

La tarea ha debido de ser profusa en cuanto ha existido una larga lista de aspirantes a conducir la Tricolor.

La tarea ha debido de ser profusa en cuanto ha existido una larga lista de aspirantes a conducir la Tricolor.

Una vez más, la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) anunciaba que iniciaría un nuevo proceso para contratar el director técnico y su cuerpo de ayudantes, quienes tengan como objetivo principal la participación en las eliminatorias al Mundial de Catar 2022 y la Copa América, postergada para el 2021 por la pandemia.

Uno de los principales motivos del caos que ha vivido internamente la FEF tiene que ver mucho con cómo se manejó la contratación de los fallidos nombramientos de los españoles que terminaron siendo una aventura muy desafortunada y costosa para la Federación.

No podemos olvidar el gran error que significó mantener tanto tiempo a Hernán Darío Bolillo Gómez, otro acaecimiento de alto costo, no solo económico, sino porque fue indecoroso, tanto en lo deportivo como en lo disciplinario.

  • Mario Canessa: El silencio delator de Cruyff y de Cordón

Son hechos que determinaron la venida a menos de la imagen de nuestro fútbol, como el desgaste que representó el fracaso en la contratación del opulento Jürgen Klinsmann y, por último, abierta está la herida ante el embate de los españoles de mala recordación que fueron capaces de crear un caos e incentivarlo. Dentro de la FEF resultaron personajes que trabajaron muy poco y abandonaron a la Federación sin rendir cuentas. ¿Cuánto costaron Antonio Cordón y Jordi Cruyff? Muy pocos lo conocen, con base en la tan cacareada confidencialidad.

Como es conocido, todos esos lamentables eventos se generaron por el desordenado manejo en la contratación del cuerpo técnico, lo que produjo una crisis prolongada y profunda en el interior de la FEF; pero, como es costumbre en nuestro país, si eres capaz de acomodar la carga en el camino, no importa qué tan estropeada llegue o cuánto te tardaras, porque el hecho de llegar es suficiente pretexto para omitir, postergar o preterir los temas de fondo.

Que la tensa calma que se vive dentro de la FEF permita reflexionar que no se pueden repetir tan bochornosos eventos y que, si es el caso de que el propósito es rectificar, recuerden que el poder jerárquico debe ser democrático y distributivo, exige un requisito moral e inevitable, que se resume en compartir el poder para tomar decisiones; caso contrario, retornarán el caos y el desgobierno. Que de una vez por todas los directivos de la Federación coincidan en que la democracia organizativa es el camino válido para lograr objetivos superiores.

  • Mario Canessa: Entre Luciano Macías y Pervis Estupiñán hay gran distancia

Hoy se afirma que la urgencia obliga a tener un cuerpo técnico aunque la estabilización política dentro de la FEF no esté sellada definitivamente, porque aún falta conocer el pronunciamiento de la FIFA. No obstante, conociendo los antecedentes, la FIFA ha dilatado su fallo para sintonizarse al vaivén de cómo la Conmebol viene resolviendo el caso, muy apegada a esa regla no escrita de la solidaridad, que se prioriza cuando tiene que resolver temas en los que estén involucrados presidentes de las federaciones nacionales.

Partiendo de ese principio, el 22 de junio en un artículo de EL UNIVERSO declaré que para la Conmebol es difícil ser imparcial en el caso de Francisco Egas “porque es un tema de conveniencias y solidaridad”. En fin, son resoluciones que, viniendo de organismos de justicia, deben ser acatadas, tanto cuando coincidan con nuestros criterios como cuando no, y no me corresponde ni elogiarlas ni fustigarlas, así esas decisiones beneficien o perjudiquen las diversas pretensiones.

No me llamó la atención que, existiendo una nueva conformación del directorio, en las mayorías móviles se apresuraran a dar de baja la resolución del 24 de abril pasado, que había desplazado a Egas de la presidencia, acto realizado por ‘la mayoría de los seis’, que hoy no pueden comparecer. Todos estos están sancionados con suspensión de tres meses por la propia Conmebol.

El nuevo DT

Hace pocos días también se repartieron las comisiones de funcionamiento y, por supuesto, se inició nuevamente la engorrosa tarea de conseguir un nuevo director técnico. Para ese propósito todos los directivos se comprometieron a revisar un listado acotado de candidatos, a quienes han evaluado detalladamente para, con esos argumentos, definir al profesional que deba estar en el cargo.

La tarea debe de ser profusa en cuanto ha existido una larga lista de aspirantes a ocupar el puesto, muchos de ellos nombrados por los mismos directivos: Héctor Cúper, Juan Antonio Pizzi, Guillermo Barros Schelotto, Matías Almeyda, Gustavo Alfaro, todos estos argentinos. Pero también hablaron de un imposible, el famoso DT brasileño Felipe Scolari; de los uruguayos Guillermo Almada y Pablo Repetto, del español Miguel Ángel Ramírez, del mexicano Víctor Manuel Vucetich, también el venezolano César Farías y, no podía faltar siempre, el útil Jorge Célico. Y al final en el vagón de cargo, como es una pésima costumbre, los ecuatorianos Octavio Zambrano, Paúl Vélez y Álex Aguinaga; con muy pocas oportunidades estos últimos, como alertó el propio Zambrano, al que le “encantaría” dirigir a la selección de su país, “pero en Ecuador hay fascinación por el DT extranjero”.

  • Mario Canessa: La FEF, en su laberinto; el fútbol pasa prueba

Si revisamos nuestra historia de directores técnicos de la Selección desde que comenzamos a participar en eliminatorias a los mundiales, podemos confirmar que muy pocos entrenadores ecuatorianos han sido escogidos. La primera eliminatoria, al Mundial de Chile 1962, con el entrenador Juan José López (uruguayo); rumbo a Inglaterra 1966, con José María Rodríguez (uruguayo); rumbo a México 1970, con el brasileño José Gómez Nogueira; rumbo a Alemania 1974, con el argentino Roberto Resquin. Hacia Argentina 1978, por primera vez se nombra a un ecuatoriano, Ernesto Guerra; rumbo a España 1982, el uruguayo Miguel Ignomiriello; rumbo a México 1986, el brasileño Antoninho; rumbo a Italia 1990 y el de EE. UU. 1994, el montenegrino Dusan Draskovic.

Comienza entonces la influencia de los técnicos colombianos. Rumbo a Francia 1998, Francisco Maturana; luego, Bolillo Gómez y la primera clasificación a un Mundial, el de 2002 en Japón-Corea; Luis Fernando Suárez, la segunda clasificación, a Alemania 2006; hacia Sudáfrica 2010 arrancó el colombiano Suárez, que tuvo que renunciar por los malos resultados y se lo llamó al ecuatoriano Sixto Vizuete, que no clasificó. Para las eliminatorias a Brasil 2014, el colombiano Reinaldo Rueda consigue la tercera clasificación al Mundial; para la Copa del Mundo del 2018, el fracaso de Gustavo Quinteros y Célico. Y, para cerrar este ciclo de fracasos, el Bolillo Gómez, contratado para las eliminatorias a Catar 2022 y que fue despedido, hasta llegar a la era de Cruyff.

Los directores técnicos ecuatorianos pueden estar en las listas, pero tan solo como para adornarlas.

Las pruebas son contundentes. Los directores técnicos ecuatorianos pueden estar en las listas, pero tan solo como para adornarlas. Los hechos y las estadísticas son elocuentes: los ecuatorianos no tienen opción, porque no gozan de la confianza o tal vez porque se crea que no son capaces. Es muy difícil demostrar aquello si no les dan oportunidades.

Al menos creo que los tres nombrados (Zambrano, Vélez y Aguinaga) reúnen las condiciones que la propia FEF ha incluido como requisitos: 1) Conocer de cerca el fútbol ecuatoriano, 2) Identificar la personalidad de nuestro futbolista y 3) Tener un espíritu menos mercantilista y más nacionalista. Por eso pienso que si hoy no se los considera como opcionados, adquiere mucha vigencia el dicho: “Si no es ahora, no es nunca”. (O)

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