El 26 de enero de 2016 Alejandro Domínguez Wilson-Smith fue elegido presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) para completar el periodo de su compatriota Miguel Ángel Napout, detenido en diciembre del 2015 por los enjuagues delictivos del FigaGate y condenado luego a prisión por el conocido caso de los sobornos.
Domínguez es el típico empresario que presume de milenial un poco tardío (nació en 1972), hiperconectado, fanático de la modernización organizativa, pero sin los valores sociales y éticos con que se define a esa generación. Su ideal es superar la tarea de Nicolás Leoz, otro paraguayo, en lo autoritario y regalón con sus adictos. En este tipo de gente la lealtad es un concepto inamovible, pero no desde la nobleza de la conducta, sino desde la protección sin límites a sus cofrades. ¿Y quiénes son estos?
En primer lugar los presidentes de las federaciones nacionales de fútbol. Y luego sus hipervalorados ejecutivos, surgidos de los parentescos y las amistades íntimas.
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Soy un asiduo lector de Infobae, una web noticiosa argentina. El 11 de mayo de 2018, día en que se reeligió a Domínguez hasta el 2022, este portal publicó un artículo del periodista paraguayo Marcos Velásquez, que retrata la personalidad del presidente de Conmebol. Relata Velásquez: “La reelección de Alejandro Domínguez, cuyo nuevo mandato va hasta el 2022, se da en medio de una administración poco transparente y nada austera con grandes derroches, viajes de lujo, reparto de cupos políticos y muy poco del mejoramiento de ingresos para clubes y selecciones”.
Y continúa el periodista paraguayo: “A partir de la asunción de Domínguez al frente de la matriz sudamericana de fútbol, se sucederían varios hechos relevantes que valen la pena analizar. En primer lugar, en abierta violación a los estatutos FIFA, Domínguez fue acusado de nepotismo ya que copó la Confederación con parientes y amigos, a quienes, en algunos casos, inventó cargos muy bien remunerados. Tal el caso de su cuñado Rodrigo Pérez Codas –hermano de la esposa de Domínguez–, o el de Monserrat Jiménez, también amiga de la esposa, actual directora jurídica. La del futbolista Gonzalo Belloso y su mujer, Carolina Cristinziano (esta última quien tuvo a su cargo nada menos que la intervención de la Asociación de Fútbol Argentino, la AFA), entre otras personas. Todas estas personas nombradas a dedo por Domínguez, sin concurso de aptitud ni test de idoneidad”.
Ni hablar de los salarios y viáticos más propios del sultanato de Brunei que del sur del continente, plagado de países empobrecidos y clubes al borde la quiebra. Velásquez revela que “las remuneraciones que ostentan los del ‘primer anillo’ del mandamás de la Conmebol van desde los $16 500, que percibe la directora jurídica, Monserrat Jiménez, pasando por los $30 000 que cobra su asesor personal Mario Zanotti Cavazzoni, hasta los $20 000 que reciben los miembros del Consejo Ejecutivo. El sueldo de Domínguez como presidente de la Conmebol llega a $44 000, más $25 000 de la FIFA fuera de viáticos, pasajes en clase ejecutiva y alojamientos en hoteles cinco estrellas a donde quiera que vaya el titular de la Confederación. Solo los $44 000 que recibe Domínguez de la Conmebol son ocho veces más que el salario del presidente de Paraguay y está muy por encima de los sueldos de los demás mandatarios del continente”, dice el reportaje.
El presidente de la Conmebol está influenciado por el ejercicio autoritario del poder que caracterizó a Nicolás Leoz, protagonista principal, junto con su Comité Ejecutivo (entre los que estaba Luis Chiriboga Acosta), del vergonzoso capítulo de extorsiones y sobornos en todo el planeta.
Un abierto desafío
Pero lo supera en algo: ejerce un abierto desafío a la FIFA, irrespetando sus estatutos como en el caso del nombramiento de parientes y amigos en su entorno del fútbol, sino también desacreditando uno de los principios básicos: el artículo 59, numeral 2, del estatuto de FIFA que dice: “Queda prohibida la vía del recurso ante los tribunales ordinarios, a menos que se especifique en la reglamentación de la FIFA. Queda excluida igualmente la vía ordinaria en el caso de las medidas cautelares de toda índole”.
Al ‘estilo Domínguez’
El presidente de la FEF, Francisco Egas, interpuso ante la justicia ordinaria un recurso de protección para impedir la reunión de asociaciones y clubes que iban a ratificar su remoción del cargo, adoptada por seis de sus colegas de directorio. Aunque la retiró después el desafío a la regla de la FIFA estaba hecho. El presidente reconocido por clubes y asociaciones (46-0) planteó una denuncia ante la Conmebol, que se demoró dos meses en resolver y lo hizo al ‘estilo Domínguez’. Dijo que no había nada irregular y que por tanto se desestimaba el reclamo. La ‘lealtad’ primero; la ley y la justicia después. Doy por sentado que la FIFA, que debe resolver ahora, va a descalificar a Francisco Egas y va a reconvenir a la Conmebol.
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La FIFA va a conocer también dentro de poco el caso de la participación del presidente de la FEF como negociante del pase de un jugador de su club, la Universidad Católica. Hay suficiente documentación que prueba este hecho irregular prohibido por la máxima autoridad del balompié mundial y por los propios estatutos de la Federación (se menciona en el último inciso del artículo 38).
Y queda el triste episodio ‘Jordi Cruyff-Antonio Cordón’. Tanto aspaviento, tanta fanfarria, tanto gasto millonario para que el director técnico no dirija ni una sola práctica y se vaya sin permiso de su empleador (el directorio de la Federación, no Egas). Tanta propaganda interesada para que el director deportivo, con sueldo de jeque árabe, se vaya por supuestos “temas familiares” para aceptar un cargo en el Betis español y deje con la bata alzada a la Ecuafútbol. Y eso después del cruento y costoso despido del rumbero colombiano al que llaman Bolillo. Y las cuentas de teléfono gastadas para contratar a Jürgen Klinsmann, cuya llegada se anunció quince veces, hasta que dejó de contestar las llamadas de Egas y apareció dirigiendo un equipo alemán.
Por la puerta trasera
Demasiados tropezones, dolorosos suelazos, escandalosas controversias, gobierno unipersonal en la FEF. Una tragicomedia que descalifica a Francisco Egas para conducir un proceso de modernización del fútbol nuestro en cuanto a su dirección y la implementación de un real proyecto de progreso que no tenga las distorsiones del ‘Proyecto Conmebol’.
Por más que alegue que todo es culpa del periodismo, la única solución es la salida por la puerta trasera. (O)