Un empate que puso fin al calvario que ha vivido durante toda la temporada el histórico conjunto hanseático, que vio más cerca que nunca una Segunda División en la que el Werder Bremen tan sólo había jugado en una ocasión, en la ya lejana temporada 1980/81.
Temor que se hizo más real si cabe tras el empate (0-0) con el que finalizó el choque de ida disputado el pasado jueves y en el que el Werder Bremen se vio superado durante muchas fases del encuentro por el modesto Heidenheim.
Una lección de la que parecieron aprender los de Florian Kohfeldt, que a diferencia de lo ocurrido en la ida, en la que el Werder no fue capaz de tirar ni en una sola ocasión entre los tres palos, ya contabilizaban cuatro remates a portería apenas cumplido el primer cuarto de hora de juego.
Esa transformación radical se cimentó en el dinamismo que aportaron a la ofensiva del Werder Bremen la sociedad que crearon el sueco Augustinsson y el norteamericano Sargent, que al minuto de juego ya crearon la primera clara ocasión de gol para los visitantes.
Pero si en su remate Sargent no tuvo fortuna, dos minutos más tarde toda la suerte del mundo sonrió al internacional estadounidense, al ver cómo el defensa local Norman Theuerkauf estableció el 0-1 al introducir en su propia portería un balón que Sargent no pudo controlar en el área.
El gol desmoronó por completo al Heidenheim, que por el valor doble de los tantos en campo contrario estaba obligado a anotar al menos dos si quería lograr el ascenso, tras el 0-0 de la ida.
Al contrario que al Werder Bremen, que liberado de la presión que le atenazado durante toda la temporada, dispuso en los siguientes minutos de dos buenas ocasiones para doblar su ventaja.
Pero ni el kosovar Milot Rashica, que lo intentó con un potente disparo desde la frontal del área, ni el neerlandés Davy Klaassen, de cabeza, pudieron batir al guardameta local Kevin Müller, que con dos buenas intervenciones mantuvo con vida al Heidenheim.
Una inmejorable puesta en escena del Werder Bremen que con el correr de los minutos fue haciéndose, pese a las esporádicas acciones de Sargent, cada vez más conservador, consciente de su ventaja en el marcador.
Circunstancia que no pudo aprovechar el Heidenheim, que a diferencia de lo ocurrido en el partido de ida, no fue capaz de inquietar en una sola ocasión la portería del Werder Bremen en toda la primera parte.
Un panorama que cambió por completo en el arranque de la segunda mitad, en el que el Heidenheim, que buscaba su primera presencia en la máxima categoría del fútbol alemán, dispuso de tres buenas ocasiones para igualar la contienda.
En especial, un remate de cabeza a los 48 minutos del recién ingresado David Otto que se marchó rozando un poste de la portería defendida por el checo Jiri Pavlenka.
Tres sustos casi consecutivos que parecieron hacer despertar al Werder Bremen del letargo en el que había caído desde el primer cuarto de hora de juego.
De hecho, el conjunto hanseático pudo sentenciar la eliminatoria en los siguientes minutos, pero unas veces la zaga local y otras el portero Müller, que con dos nuevas buenas intervenciones privó del gol al sueco Augustinsson y al estadounidense Sargent, impidieron al Werder Bremen sentenciar la contienda.
Una falta de acierto que condenó a los visitantes a la incertidumbre hasta el pitido final, máxime tras el gol de la igualada (1-1) de Tim Kleindienst, que hizo soñar el Heidenheim con la proeza.
Pero Augustinsson, posiblemente el mejor del partido, no estaba dispuesto a que el Werder Bremen perdiese la categoría y puso a los hanseáticos con dos pies en la permanencia al firmar a los 94 minutos el 1-2, que acabó con los sueños del modesto conjunto local.
Ni aún así dejó de sufrir el Werder Bremen, que se empeñó en complicarse de nuevo la existencia con un penal del checo Theodor Gebre Selassie que Kleindienst convirtió en el 97 en el definitivo 2-2.
Un ajustado marcador final que impidió despedirse sobre el terreno de juego al veterano delantero peruano Claudio Pizarro, que a sus 41 años puso fin este lunes a su larga y dilatada trayectoria profesional.
Una carrera en la que el “bombardero de los Andes”, que había prolongado su contrato una semanas más para poder disputar esta eliminatoria, cumplió su último sueño: dejar al Werder Bremen en la máxima categoría del fútbol alemán.