Henry Orpheus Godwinn fue una de las figuras de la WWE a mediados de la década de los 90. Godwinn era un granjero del estado de Arkansas que llevaba un cubo de comida para cerdos con el que atacaba a sus oponentes. Mark Canterbury, nombre real de Godwinn, dejó la WWE en 1999 para luego volver por un período breve de tiempo en el año 2006. Tina Alvey, periodista del REGISTER-HERALD, le ha hecho una entrevista donde se sinceró sobre varios aspectos de su vida.
Canterbury nació en Washington D.C. y fue al colegio en Virginia. Trabajó en la granja de sus abuelos durante los veranos en su niñez.
“Mis abuelos eran gente trabajadora de Appalachia. Me siento orgulloso de mi padre, que fue sheriff del condado de Monroe a principios de la década de los 60.”
Tras haber luchado como Shanghai Pierce y Henry O. Godwinn, Canterbury afirma haber disfrutado sus años de luchador.
“Siempre me encantó la lucha. Empecé wrestling amateur en el instituto, mucho antes de acceder al entretenimiento profesional. Me clasifiqué como décimo tercero en la división del estado de Virginia. Me encanta esa clase de lucha también, los mano a mano. Tuve posibilidad de beca en la WVU y la Tecnológica de Virginia, pero las rechacé. En lugar de ello, trabajé para el Princeton Community Hospital.”
Su primer enfrentamiento profesional fue en 1989 en el Union High School, en el estado donde reside actualmente.
“Es irónico que empezase y acabase ahí. Mi vida ha sido un círculo completo desde que volví al condado de Monroe.”
Canterbury empezó su longeva carrera en el mundo de la lucha como “Mean” Mark Canterbury, haciendo equipo con Dennis Knight. Ambos lograron entrar en World Championship Wrestling, propiedad de Ted Turner. Allí, Canterbury fue renombrado como “Shanghai Pierce” y Dusty Rhodes le recomendó que llevara una máscara para afianzar su personaje de villano.
“(Riéndose) No tenía cara de villano, así que Dusty Rhodes me puso una máscara. Dusty me dio mi primer trabajo en este negocio a mí y a mi compañero de equipo, siempre fue una parte muy importante de mi vida. Fue un buen hombre.”
Cuando llegó a WWE, Canterbury sufrió un cambio de personaje total. Renombrado como Henry O. Godwinn, se convirtió en un granjero de Arkansas que se dedicaba a la cría de cerdos. En 1996, Dennis Knight llegó a la compañía para ser Phineas I. Godwinn, el primo de Henry. Durante un combate de parejas contra The Legion of Doom, Canterbury se rompió una vértebra, pero siguió luchando. Esta decisión llevó a que se produjera una hernia que precisó de cirugía en el nervio espinal, cosa que significó el inminente fin de su carrera profesional.
“El médico dijo que fue una rotura directa. Me dijo que reposara durante diez semanas y me pusiera frío. Pasaron seis y ya estuve de vuelta con la compañía levantando peso y compitiendo en el cuadrilátero. Fue demasiado pronto, luché durante siete semanas con el cuello roto.”
Mark admitió que la lucha profesional es puro entretenimiento, pero afirmó que los dolores y las lesiones son muy reales. Existe un riesgo real de daño.
“De hecho, hemos tenido a gente compitiendo en el ring que pensaban que no eran reales. Normalmente, un combate individual aclara ese error de percepción. Salen del cuadrilátero con una nueva perspectiva del negocio.”
Su carrera en el mundo de la lucha profesional le permitió ver el mundo, conocer famosos, recibir la aclamación de los aficionados por sus victorias y premios. Lo más destacado de su vida profesional fue ganar el Campeonato de Parejas WWE en el Madison Square Garden y participar en un vídeo con Cledus T. Judd, cantante de música country. Afirmó que se hizo fotos con dos de sus héroes, Charlie Daniels y Willie Nelson, ambos cantantes de estilo country. Canterbury compitió en casi todos los estados de EEUU, Alemania, Inglaterra, Sudáfrica y Oriente Próximo. Destaca que el público europeo fue de los más receptivos que ha tenido para un show de lucha.
“Les entretuvimos muy bien. No hay mucha competencia por allí, era como cuando el circo iba al pueblo.“
Mark admitió que el circuito actual de la lucha profesional no está en su mejor momento.
“Está mal en varios sentidos. No es de carácter temporal, una vez estuve de gira durante 302 días. Sacrificamos mucho, echamos de menos a nuestros hijos, sus partidos de béisbol y sus cumpleaños. Estamos demasiado desconectados de nuestras familias. Los luchadores tenemos una amistad íntima porque estamos siempre juntos. Solo somos trozos de carne que está en el cuadrilátero. Es mejor construir una casa y ahorrar dinero porque no hay paga por jubilación. Espero que pronto la haya.”
Canterbury ha saboreado el éxito y sufrido tragedias en su vida fuera del ring. Esta dicotomía está personificada en las figuras de sus dos hijos, Shane y Jordan.
“Eran buenos chicos. Shane tiene 29 años y jugaba al fútbol americano en Knoxville. También practicó lucha profesional en Tampa durante algún tiempo, pero no era el momento adecuado. Ahora trabaja como entrenador personal y masajista. Consiguió un Grado en Psicología, así que puede hacerlo bien en ambas profesiones.”
Sin embargo, su hijo Jordan murió de manera trágica hace doce años cuando tenía 14. Su muerte se produjo cuando un amigo le disparó de manera accidental. El destino se cebó con Canterbury porque, solo meses después del fallecimiento de su hijo, su padre también murió. Al año siguiente, Mark volvió al condado de Monroe.
“Mi madre quería que volviese a casa cuando mi padre murió. Tenía que hacerlo, no hay nada como volver a casa. Actualmente, mi madre tiene parkinson. Su mente aún está bien. Es muy fuerte.”
Dijo que su madre está muy agradecida de que él la cuide. Hace cinco años, Canterbury tuvo una experiencia cercana a la muerte con un accidente de tráfico. Se le perforaron los pulmones y se le rompió una pierna y 13 costillas.
“Morí dos veces. Pasó en una carretera rural del condado de Monroe, yo estaba tomando una curva cerrada con mi camioneta y me encontré con un coche que estaba adelantando a otro. Eran las ocho de la noche, con esa neblina de noviembre en la carretera. No sabía qué hacer, intenté corregir la dirección y dí cuatro vueltas de campana. Cuando todo pasó, yo aún permanecía en la camioneta, eso fue lo que me salvó la vida. Al estar atascado, se hizo una presión en la cabina y no perdí mucha sangre, el accidente podría haber sido mucho peor. Dios estuvo conmigo esa noche.”
Los equipos de emergencia le sacaron de su vehículo, lo estabilizaron y lo transportaron en helicóptero al hospital de Roanoke. Lo siguiente fue una recuperación muy larga, aunque Canterbury contó que le sobraba coraje de sus lesiones anteriores para hacerle frente. Se enamoró de su actual mujer, Tracey, y se casaron en septiembre de 2013. Canterbury dijo que fijaba su vista en el futuro y que sentía que tenía que compartir algo con la juventud de hoy en día:
“Me gustaría visitar algunas escuelas para hablar sobre seguridad con armas y drogas. Vi mucha droga pasar cuando estaba de gira, era muy trágico. Parece que acabé donde todo empezó, mi vida es un círculo que se ha completado.”