Un equipo con una pegada demoledora. Ése es el Liverpool modelo 2017-2018 que ha escalado con Jürgen Klopp. Quizá y no tienen aún la fama insuperable de los Beatles, pero es un equipo que bien pudiese marcar una época, a niveles de aquel conjunto ‘Red’ que dominó Inglaterra entre en los años 70’ y 80’ con timoneles como Bill Shankly y Bob Paisley.
Desde su llegada en el 2015, Klopp fue armando el equipo a su gusto, con piezas clave, no rimbombantes, a su paso, con presupuestos limitados. Paulatinamente, comenzó a jugar con un sistema el cual caracterizaba, entre otras cosas, su idea táctica de un falso ‘9’ y dos extremos con llegada, sello que terminó por explotar en su máximo durante esta campaña. El ejemplo patente son los 40 goles que ha hecho en esta Champions.
Sin embargo, así como este equipo llega a mostrar momentos de su excelente juego vertical y una pegada demoledora, hay otros en los cuales el exceso de confianza y el despilfarro hacen que caiga en instantes de un futbol sin mucha claridad y de un juego espeso, el cual –en caso de presentarse en Kiev- le podría costar ante un cuadro como el Real Madrid.
GRANDES MOMENTOS
Durante toda la temporada, en las diferentes competiciones que encaró, son innegables los minutos del futbol tan vertical y veloz que mostró el Liverpool; los ejemplos son demasiados. En la Liga de Campeones estos lapsos se hicieron presentes.
En la Fase de Grupos, las goleadas ante el Maribor y el Spartak de Moscú, tan sólo fueron un muestra de lo que el equipo enseñó en la segunda ronda. Esta tendencia se mantuvo en la llave de Octavos de Final, contra el Porto, en donde el equipo sacó un 0-5, el cual decantó la eliminatoria.
Misma historia contra el Manchester City, al ganar por 3-0, y contra la Roma, por 5-2; los dirigidos por Klopp, como ya se apuntó, realizan gran parte de su trabajo en el primer partido de cada llave.
En la Premier, quedan las actuaciones ante el Arsenal, igualmente ante los ‘Citizens’, ante el Watford, ante el Swansea City, ante el Bournemouth, etcétera.
EQUIPO OSCURO
Así como sus pasajes espectaculares, el Liverpool ha regalado lapsos en donde su futbol baja considerablemente de revoluciones. Una buena razón sea el exceso de confianza que provoca el hecho de obtener, de forma tan rápida, ventajas holgadas, producto de esos momentos vertiginosos de claridad y gran juego.
La Champions también es un ejemplo perfecto de esta cuestión. El Ramón Sánchez-Pizjuán fue el primer indicio, permitiendo que el Sevilla, tras ir abajo 0-3, se levantara y empatara a 3-3. Asimismo, esto se repitió en el juego de Liga ante el City, puesto que los ‘Reds’, al minuto 84, estaban arriba 4-1, sin embargo, los dirigidos por Guardiola se levantaron, aunque, al fin de cuentas, no pudieron igualar el marcador, perdiendo 4-3.
Ocurrió ante el Hoffenheim, en la Fase Previa de la Champions; le ocurrió ante el West Bomwich, ante el Arsenal, ante el Tottenham y, por supuesto, en las eliminatorias de Champions League.
Más allá del conformismo por el 0-5 conseguido en la ida contra el Porto, en Octavos de Final, el Liverpool se abandonó en la vuelta, al empatar 0-0. En Cuartos, aunque lograron golear al Manchester City por un 1-5 en el global, en el segundo tiempo del partido inicial, los dirigidos por Guardiola rebasaron a los de Klopp.
Misma historia en Semifinales ante la Roma. Tras ir con ventaja de 5-0 a menos de 15 minutos del final, el cuadro italiano logró convertir dos tantos en el Anfield Road, los cuales le dieron vida para la vuelta en el Olímpico. La llave estuvo a sólo un tanto de irse al alargue, puesto que los ingleses cayeron 4-2, pero mantuvieron el 6-7 en su favor en el agregado.
UNA VARIANTE FUNESTA
Como ya se mencionó, estos pasajes son producto del exceso de confianza y de la displicencia que el Liverpool llega a tener con sus rivales luego de conseguir ventajas holgadas. Cuando llegan este tipo de momentos, una de las constantes que se presentan es la poca tenencia de balón por parte de los ‘Reds’, cuestión que es fundamental para poder desenvolver su juego. Cada vez que sucede esto, los de Klopp sufren en demasía.