El Barça ha sido un asiduo visitante en Alemania por la Champions League, en donde tiene amargos recuerdos recientes y uno muy dulce que ocurrió hace 32 años.
HAMBURGO --El Barcelona en Alemania. Se ha convertido poco menos que una costumbre en la Champions League, habiendo jugado en el país teutón en seis de las últimas diez temporadas y regresando ahora, por tercer curso consecutivo... Para enfrentarse a un equipo que no es alemán.
El Shakhtar Donetsk, obligado a salir de Ucrania por la guerra que enfrenta a su país con Rusia, disputa sus partidos esta temporada en Hamburgo (tras hacerlo el año pasado en Varsovia), en un Volksparkstadion donde el Barça jugó por última vez en diciembre... de 1963, enfrentado y eliminado por el equipo local del legendario Uwe Seeler.
No es Alemania un destino especialmente feliz para el equipo azulgrana, que de 36 visitas solo ganó en 10, perdiendo en 12 y teniendo que irse a septiembre de 2016 para encontrar su última victoria: 1-2 ante el Borussia Mönchengladbach. Derrotas infaustas como las sufridas frente al Bayern Munich... Pero también, en el recuerdo, una especialmente señalada, de la que precisamente este lunes se cumplen 32 años.
600 kilómetros al sur de Hamburgo, cerca de la frontera con Francia, se encuentra Kaiserslautern, donde juega el equipo de la ciudad, hoy en la Segunda División alemana y que en la década de los 90 del pasado siglo disfrutó de su segunda y última era dorada. Conquistó su cuarto y último título de la Bundesliga en 1998, histórico por lograrlo siendo un recién ascendido, y siete años después de conseguir el tercero, igualmente histórico por ser en la primera Bundesliga tras la reunificación de Alemania.
Provocó eso que jugase la última edición de la antigua Copa de Europa, en la temporada 1991-92, y que tras una primera eliminatoria en la que eliminó al Etar de Bulgaria el sorteo de octavos de final, previo a la liguilla, le emparejase con el Barça, que precisamente había superado al Hansa Rostock (último campeón de la República Democrática de Alemania).
El partido de ida, disputado en el Camp Nou el 23 de octubre de 1991, lo ganó el equipo azulgrana con un doblete del hoy director deportivo del Manchester City Txiki Begiristain y en la vuelta... el Dream Team de Johan Cruyff estuvo eliminado durante un cuarto de hora infernal, cuando el Kaiserslautern llegó a dominar por 3-0.
Marcó Hotic en dos ocasiones para igualar la eliminatoria y en el minuto 75 Bjarne Goldbaek anotó un tercer gol que dejaba en la calle al Barça, tan desesperado como derrumbado e incrédulo hasta que en el último minuto un centro al área de Ronald Koeman lo cabeceó de manera inverosímil José Mari Bakero para silenciar el Fritz-Walter Stadion, anotando ese 3-1 milagroso que le dio la clasificación al campeón español.
Es, probablemente, la derrota más dulce de la historia del Barça en la Champions, que acabaría conquistando seis meses después en Wembley para estrenar su palmarés en el torneo, que celebraría en otras cuatro ocasiones, la última en 2015.
Regresa ahora once meses después de caer en Munich por 2-0 frente al Bayern y con el objetivo de sumar un punto que le catapulte a los octavos de final de la competición por vez primera en tres años. Enfrente estará un Shakhtar agarrado a la utopía y que juega como local por décima temporada consecutiva fuera del Donbass Arena de Donetsk.
Será el noveno enfrentamiento entre ambos equipos, con un saldo muy favorable al Barça de seis victorias por dos del Shakhtar, la última, intrascendente, en diciembre de 2008 por 2-3 en el Camp Nou en la última jornada de la fase de grupos de una temporada... en la que el equipo azulgrana acabó conquistando el trofeo.