Hace mucho que Barcelona dejó de ser el equipo de las canteras. Se le conocía así cuando la mitad del cuadro titular provenía de sus divisiones inferiores. Hoy, en su once titular todavía hay jugadores de la famosa academia La Masía, como Lionel Messi, pero también aquellos por los que se pagaron millones. En algunos casos, demasiados millones.
El fichaje más sonado de los últimos días fue ovacionado en el Camp Nou. Philippe Coutinho llegó al cuadro culé proveniente del Liverpool por 120 millones de euros más 40 variables. O sea, 160 millones en total. No tengo nada en contra del brasileño. Es un crack y aportará muchísimo al técnico Ernesto Valverde. Pero no hay cómo entender que se pague tanto por un futbolista que, en su mejor estado de forma, no iguala al mejor Cristiano Ronaldo de las últimas temporadas. Y el portugués costó 100 millones de euros al Real Madrid.
A partir de Coutinho y el precio de su traspaso es posible afirmar que estamos ante un mercado en que los jugadores están sobrevalorados. Quizá el ejemplo más notorio es Virgil van Dijk. ¿No le suena ese nombre? Es el defensa más caro de la historia. Liverpool lo compró en 84 millones de euros. Sí, es back central. No es un rockstar, ni delantero. Tampoco mueve masas en las redes sociales. Es un zaguero bueno, sí, pero no un supercrack nunca antes visto en zona defensiva.
Es posible que Florentino Pérez sea uno de los culpables de este notorio desfase. Todo comenzó con el fichaje récord del galés Gareth Bale. Se pagaron más de 100 millones de euros por él. Hasta ahora nadie sabe por qué. Por lo que ha mostrado vale la mitad. Y quizá menos. Lo cierto es que a partir de ahí los clubes parecen hacer regla de tres simple antes de vender a sus jugadores. Si Bale, que no es tan bueno, costó 100 millones. Entonces Coutinho, que parece tener un potencial mayor al del europeo, tiene que valer más. Así puede haber pensado el dirigente del Liverpool.
El extremo del Real Madrid Gareth Bale tiene una cláusula de rescisión de 1.000 millones de euros. (Foto: AFP/Reuters)
Otro equipo que transformó el mercado fue el PSG. Con los fichajes de Neymar y Kylian Mbappé, los más caros de la historia (222 y 180 millones de euros, respectivamente), los clubes apuestan por vender a sus más grandes cracks a precios similares. La valla de los 100 millones se pasó hace rato. Y vender jóvenes es el negocio del momento.
Que no nos sorprenda si en la próxima temporada el Real Madrid compra a un jugador por encima de lo que costó Neymar o si el Manchester City paga la cláusula de rescisión de Lionel Messi, de 700 millones de euros. Aunque, valgan verdades, el argentino es el único jugador que justificaría un pago exorbitante de dinero.