Objetivo: convencer a Rivers de que el anillo es posible
Los Chargers molan. De verdad. Y mucho. Con sus defectos evidentes, su línea defensiva de juguete, sus linebackers que no acaban de rendir como nos gustaría y demasiados jugadores a punto de ser grandes estrellas pero que no acaban de dar el paso. A pesar de ello no dejan de molar. Sobre todo porque desde que Mike McCoy se hizo cargo del equipo hace dos años, se ha enfrentado con ingenio a todas esas limitaciones y ha formado un grupo noble que ni engaña ni lo pretende. Todos sabemos a lo que juegan, y lo hacen muy bien.
Lo primero que hizo McCoy cuando llegó a San Diego fue devolverle todos los galones del mundo a Philip Rivers, porque una gran estrella los merece: “Chaval, aquí estoy para que pidas. Lo que quieras”. Le fabricó un sistema a su imagen y semejanza y solo le puso una condición: “tienes que estar en el campo todo el tiempo que puedas, porque nuestra defensa contra la carrera no aguanta dos primeros downs sin derrumbarse”. Y Rivers, como cualquier fenómeno, cumplió con su parte y convirtió a los Chargers en el equipo que mejor juega con el reloj. Durmiendo el partido, mimando la pelota como si fuera un bebé. Fabricando football para buenos paladares. Y atravesando el campo como una exhalación cuando hace falta, que no es cuestión de oxidarse.
Pero Rivers tiene un problema que le persigue desde el primer día. Sufre bajones de rendimiento inexplicables. Algunos duran toda la temporada como en 2011, y otros llegan y se van como el año pasado mediado el otoño, cuando por fin apareció Antonio Gates para confirmar ante un micrófono que su líder estaba jugando lesionado, como acabó lesionada media plantilla en una epidemia que fulminó cualquier sueño de postemporada.
Este año se han librado de Ryan Matthews, un corredor del que dicen que es muy bueno pero que McCoy prefería no usar en terceros downs y en zona roja. Y que alguien me explique por qué un jugador tan bueno estaba en la banda cuando los buenos saltan al campo. A cambio, han elegido en primera ronda a Melvin Gordon, y ese sí que parece de verdad bueno. Ya sólo falta que Keenan Allen demuestre de una vez lo bueno que es, que Gates siga siendo tan bueno un último añito, que la secundaria conserve el buenísimo nivel de 2014 y que Rivers consiga jugar a su nivel estratosférico una temporada completa sin altibajos.
Quizá los Chargers sólo estén a un coordinador defensivo de ser aspirantes, pero ya pueden darse prisa para encontrarlo, que su quarterback tiene 33 años, muchas ganas de cambiar de aires y un solo año más de contrato. Eso no mola tanto.
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Tres claves del equipo por Pablo Fernández
1 SD tiene un pobre promedio de yardas por carrera y recepción, siendo a su vez un equipo que gasta mucho reloj. No es necesariamente algo malo pero necesitan más explosividad en sus acciones de ataque. Melvin Gordon tal vez no vaya ser un corredor de tres downs, pero sí ha de aportar la explosividad de la que carece este ataque.
2 La línea defensiva necesita mejorar de manera urgente. Ni llevan presión al QB ni liberan de bloqueos y contacto a unos linebackers interiores que ya de por sí sufren teniendo las manos de los OL rivales encima. Mientras la DL siga sin funcionar, la defensa seguirá viéndose lastrada.
3 Pese a que Mike McCoy de momento está teniendo un buen papel como HC, ha sido duramente criticado por su gestión del reloj, tiempos muertos y su excesivo conservadurismo. Deberá ser más agresivo y jugar con más carácter y ambición. Aunque llevó al equipo a los playoffs en 2013, no cuenta con gran aceptación en la grada.
Lo mejor
1 Melvin Gordon debutará detrás de una OL que, a priori, tiene muchos quilates.
2 Los Chargers tienen una de las mejores secundarias en toda la NFL.
3 Gracias a los refuerzos, SD tiene mejor plantilla en 2015 de la que tenía en 2014.
Lo peor
1 Es una plantilla sólida y equilibrada pero faltan jugadores de élite, game-changers.
2 Si bien Rivers es una garantía, los años pasan y se va el tren de la Super Bowl...
3 Inestabilidad con Eric Weddle descontento y con constantes rumores de traslado a LA.