Llega el plato de fondo y Paul London es el anfitrión. Se apagan las luces y el ring de Imperio Lucha Libre se pinta de tornasol para recibirlo. Empieza a sonar la melodía que ahora lo identifica, ‘Never too young to die’. Coge el micrófono y empieza a cantarla. Desafina. Desafina bastante, pero la energía que muestra es contagiosa. Se pasea por todo el escenario cantando. Es feliz. El público lo sabe y se le une en coro. London tiene claro que está en su territorio. Es libre y construye su propia historia, la misma que viene formalizando ya hace algunos años dentro de las independientes, la cueva que lo cobija y ha sabido premiarlo con el encanto que siempre mereció.
Bien London. Te felicito. Y lo hago porque has alcanzado algo que todo profesional anhela conseguir en su carrera: ser respetado por su obra. Y tú ya estás consolidado. Mueves masas, a pesar de ser desafinado para el canto. No importa. Es solo un detalle dentro de muchas virtudes ya ganadas, como sostener un nivel alto de pelea, mezclando lo aéreo con las llaves y movidas de impacto. Lo sabes, irte de la WWE fue lo correcto.
Así como Paul London, existen varias estrellas que arriesgaron un jugoso salario por el crecimiento. No voy a discutir que tener el rótulo de ser un 'ex WWE' empuja a cualquiera, pero no todos pueden conseguir la gloria. Lo explico.
Esta distensión no es casualidad, ni mucho menos particular. Muchos luchadores que han pasado por los camerinos de la WWE hoy por hoy triunfan más que el periodo que laboraron para esta marca. Algunos ahora son ídolos, otros son millonarios, campeones, respetados, libres. Bajo mi punto de vista, ello tiene que ver, directamente, con dos argumentos que todo luchador debería digerir: tomar la decisión más complicada que es dar un paso al costado, si no hay espacio, y tener talento. Sin ambas, lo mejor es dedicarse a otra profesión.
El caso más exitoso que debo citar es el de John Morrison, quien ahora se hace llamar Johnny Mundo. Durante el tiempo que trabajó para la WWE fue campeón de la ECW, 3 veces monarca Intercontinental y en 5 oportunidades campeón en parejas. Nada mal. Pero, a partir del 2010 comenzó a decaer en el gusto de los creativos y lo comenzaron a aburrir con historias de medio pelo. Terminó su contrato en noviembre de 2011 y ninguna de las dos partes tuvo la mínima intención de renovar. Simplemente estrecharon las manos y chau.
Luego, Morrison ingresó al circuito independiente con el fin de consolidarse. Al principio, le costó. Estuvo ligado sin mucho eco a World Wrestling Fan Xperience, World Wrestling Council, entre otras marcas, pero recién tuvo el despegue que necesitaba en 2014, cuando firmó por el ambicioso proyecto Lucha Underground, el cual aún estaba en proceso de formación. Con el pasar de los meses, la empresa logró posicionarse muy bien en el mercado y ese crecimiento fue al unísono con el luchador. Se volvió el rostro de la compañía e incluso conquistó los cinturones máximos. Actualmente, sigue relacionado a la marca y también comparte su experiencia en la AAA, la promoción de lucha libre más importante de México. Hace unas semanas nomás, hizo historia junto a los aztecas, coronándose como triple campeón al sumar las preseas de Megacampeonato, el Campeonato Latinoamericano y el Campeonato Mundial Crucero. Despejando dudas, toda esta gloria no la hubiera podido alcanzar sin el punche que lo caracteriza y, sobre todo, por el talento que tiene para construir un gran personaje, el cual sabe mezclar actitud con buena técnica de pelea.
Otro ejemplo que sustento es el del ‘Patrón’ Alberto Del Río. Salió por la puerta falsa de la WWE en 2014, por una supuesta conducta antiprofesional. Volvió a los meses y, a falta de buenas ofertas, partió de nuevo con dirección a las independientes. Se generaron muchas especulaciones que iba a fracasar, pero les tapó la boca a sus críticos en base a una importante consistencia en conservar su buen manejo de personaje. Ahora es campeón de Impact y Global Force Wrestling. Se resume en Campeón Indiscutible.
También podemos mencionar la revolución que fue Matt Hardy con su faceta de broken. Construyó todo un universo paralelo que obligó a la WWE invertir una millonaria cifra para volver a contratarlo.
Bubba Ray Dudley siempre es recordado por los fans de la WWE.
(Foto: WWE)
Sumemos en esta lista a Bubba Ray Dudley, quien después de un breve regreso a la empresa de Vince decidió irse para vestirse una vez más como el salvaje Bully Ray. Ello fue por una razón. Durante una entrevista con Sports Illustrated, lo comentó así: “Al final del día Ring of Honor es donde mejor encajo porque siento que aquí́ es donde más cosas puedo que lograr. Y cuando digo ‘lograr’, me refiero desde el punto de vista del personaje de Bully Ray, aunque también ayudando a la compañía a evolucionar y ayudando a los talentos a que se conviertan en mejores atletas. ROH es un soplo de aire fresco, tienen a los mejores luchadores del mundo. No voy a ROH a luchar todas las noches, no quiero ver a Bully Ray todas y cada una de las noches. Si soy un aficionado quiero ver a Bully Ray contando historias que lo lleven a combates que hagan dinero. Mi meta es ayudar a Ring of Honor en ese aspecto: darles aquel contador de historias que ellos quizá no hayan tenido en sus vestuarios durante los últimos 15 años”, expresó.
Y así podemos mencionar a Matt Morgan, Solomon Crowe, Jeff Jarrett, Cody Rhodes, Bobby Lashley, entre otros grandes nombres.
Hay que tener claro que llegar a la WWE es la cima de cualquier luchador, así como lo es el Mundial para un futbolista. Pero, no siempre hay espacio para todos en mismo cuartel. Ese es el momento adecuado para tomar una decisión.