En la gélida y airosa Pachuca (Hidalgo) se levanta un balón de futbol gigante. Una figura imponente con una altura de 38 metros y un diámetro de 30, y más allá de ser una escultura que adorne el paisaje, este coloso poco a poco se ha convertido en un recinto para la memoria y la nostalgia, un espacio para homenajear el pasado. Sí, aquí se encuentra el museo del futbol y su Salón de la Fama.
De manera coincidente –o tal vez no– la tierra que se enorgullece por ser la “cuna del futbol” en México, también se ha convertido en el túnel del tiempo para balompié, donde los mejores expositores que ha tenido este deporte (nacionales e internacionales) son homenajeados por su trayectoria.
El Salón de la Fama ya tiene 86 miembros y este 8 de noviembre habrá once más: Jared Borgetti, Ricardo Ferretti, Claudio Suárez, Ronaldo, Paolo Rossi, Karl Heinz Rummenigge, Zico, José Luis Lamadrid, Francisco Panchito Hernández, Telmo Zarra y Sun Wen. La fiesta está lista para homenajearlos.
CÓMPLICES DE SUEÑOS
Antonio Moreno dejó de lado su carrera como periodista para concretar un sueño: la creación de un recinto donde se le rindiera homenaje a las glorias que han ensalzado el futbol.
Los 30 años que estuvo en los medios de comunicación le dieron a entender que era necesario un lugar así. La experiencia la tenía y el conocimiento también, solo necesitaba un “cómplice” para echar a andar este sueño. Y lo encontró en Jesús Martínez, el presidente de Grupo Pachuca.
“Sí, tuve 30 años en el periodismo, cubrí ocho Copas del Mundo, trabajé con una gran cantidad de personajes del micrófono y de la pluma, entonces eso me dio en toda mi vida una satisfacción que yo pensé que ahí se iba a quedar. Cuando surge la idea, la verdad yo fui muy latoso de que algún día hubiera un Salón de la Fama, y me encuentro un cómplice de sueños como Jesús Martínez, quien también tenía esa intención, y juntamos las ideas para hacerlas realidad; entonces no dudé ni un solo minuto en dedicarme de lleno a esto”, relata Toño Moreno a La Afición
Con el respaldo del mandamás del Pachuca, Moreno logró la creación del recinto, el cual estuvo listo en 2011; ahora, venía la parte más complicada: ganarse un prestigio.
Sí, porque el Salón de la Fama nació con la idea de ser un espacio universal. Del lado del futbol mexicano encontraría una aceptación inmediata, el reto era enamorar a las figuras internacionales para que vinieran aquí a ser homenajeadas.
Antonio Moreno recuerda ese primer año, cuando después de la votación y de que se revelaran los primeros nombres, acudió en persona –como lo sigue haciendo en la actualidad– con hojas impresas para explicarle a los inducidos de qué se trataba este concepto, inédito hasta ese entonces.
“Hay una gran diferencia del primer año que yo los visitaba con unas carpetas impresas, diciéndoles lo que iba a ser, a este último donde ya hay videos y redes sociales, donde ellos se pueden meter y saber de qué se trata. Es una satisfacción que los personajes ya sepan de qué se trata, que no se les tenga que explicar, y se den cuenta que aquí han pasado figuras como Kempes, Butragueño, George Weah, Franco Baresi, Del Bosque y muchos más”.
Y la clave fue el trato cálido hacia las figuras: “Más que picar piedra se ha hecho una labor, no solo mía sino de un grupo que está detrás, para hacerlos sentir bien; yo creo que cuando tú llamas a alguien para hacerle un homenaje debes hacerle sentir eso, que merecen ser homenajeados y tratamos que así sea, que sientan que la gente no los ha olvidado y que no pasó de largo e inadvertida su trayectoria”.
El 9 de julio de 2011 se inauguró de manera oficial el Salón de la Fama. Desde ese entonces el acervo que nutre este espacio ha ido en aumento.
“Son cinco años y vamos por la sexta investidura. La verdad ha sido una experiencia maravillosa y este lugar crece día a día. El Salón de la Fama es este balón gigante y cada investidura genera más contenido para el lugar, porque le vamos agregando memorabilia, videos, fotografías de los personajes”.
Pero Antonio Moreno lo tiene claro, para que el proyecto siga creciendo necesitará de un apoyo permanente, así como de la capacidad de innovar y no estancarse, ofrecer siempre algo novedoso.
“La vida del Salón de la Fama es interminable en la medida de que haya apoyos, que sostenga un recinto como este y que la gente lo visite. El Salón de la Fama no es solo la ceremonia, sino el espacio físico donde se encuentran los objetos propios de un museo del futbol; depende de que cada año lo nutramos con elementos de los nuevos integrantes, que podamos tener a todos los investidos en la ceremonia y que la gente se anime a visitarlo”.
En lo personal, Toño encontró un nuevo espacio para seguir cultivando su pasión hacia el futbol.
“Es una frase muy común el escuchar y decir que el futbol es mi vida o es mi pasión, pero yo sí puedo decir que sin haber sido jugador he cumplido muchos sueños a través de la carrera de comunicador y ahora al frente de este proyecto, porque está ligado a lo que ha sido mi pasión de toda la vida”
Y tiene muy bien definido qué representa este proyecto para él: “El Salón de la Fama es un sueño realizado, no solo para mí, sino en complicidad con Jesús Martínez y su grupo, también con la gente que trabaja aquí todos los días. Representa mi lugar de trabajo ligado al futbol, por lo cual a mí me llena y me da mucho gusto llegar a un balón para trabajar, si bien no pude vivir en una cancha, trabajar en un balón es el sueño de cualquier futbolero”.
ESPACIO PARA LA NOSTALGIA
El balón gigante de Pachuca es un espacio para la nostalgia. Tiene tres pisos y 120 escalones. En sus muros empieza un viaje a través del tiempo, se puede decir que en cada vitrina se ha encerrado un pedazo de la historia del futbol.
Diversos objetos ayudan a evocar épocas y momentos. Botines, guantes, playeras llenan el lugar. Sí, aquí huele a historia.
Y va de manera cronológica, de abajo hacia arriba. En cada piso hay una temática diferente, en uno están todos los personajes que han ingresado al Salón de la Fama; en otro, los videos de aquellos a quienes –tal vez– no se pudo ver en vivo, ayudan a que no queden en el olvido. Datos, fotos y números.
“Había que recuperar el tiempo perdido, queríamos que muchas figuras vinieran en vida como finalmente sucedió con Chava Reyes, Raúl Cárdenas, quienes aquí estuvieron; o que mandaran un video como Eusebio o Alfredo Di Stéfano, que en vida supieron de ese premio. Sabíamos que había una deuda y si entraban de a poco, muchos tal vez ya no podrían estar”, dice Toño Moreño.
El martes habrá once integrantes nuevos en esta casa, en este espacio creado para la memoria en su lucha contra el olvido.