Alfredo Tena fue identificado por el futbol desde corta edad. Su gusto por el Necaxa lo llevó a que esa pasión se desenvolviera en un sueño: ser futbolista. Una prueba en América fue el pase directo a que esos colores se convirtieran en un estilo de vida que hasta la actualidad ha llevado.
"Yo le iba al Necaxa. Mi papá trabajaba en la Compañía de Luz, y la Compañía de Luz y el Necaxa tenían una cierta comunión, entonces nos llevaba mucho a ver los partidos", recordó Alfredo Tena.
Su historia como futbolista se remonta al Centro Asturiano. La calidad y entrega dentro del terreno de juego fueron elementos que lo hicieron destacar para que un día el técnico José Antonio Roca los invitara a hacer una prueba con el América.
"Yo jugaba en el Centro Asturiano de México desde niño y el señor José Antonio Roca era socio del club, entonces se dio cuenta de que había algunos jugadores que destacaban en ese nivel, y nos invitó a hacer pruebas. En el año 70, llegué al club, dejé de ir del 71 al 73 por cosas del estudio y regresé al club a finales del 73 para debutar en el 74", recordó Tena.
Ya integrado en el América, Tena Garduño fue seducido aún más por un equipo que le dio la oportunidad de debutar y ser uno más del conjunto de los años 70, con jugadores como Carlos Reinoso y Enrique Borja.
"Ya estando en el América, empecé a ir a los juegos del club. Nos daban un boleto para ir al estadio. Me tocó un América espectacular en esos años, eso hizo que yo cambiara a ser fanático del América", dijo el ex defensor.
No solo cambió de colores, ya jugando para el América, en fuerzas básicas experimentó una posición que lo convirtió en estelar y figurar en el primer equipo. La ausencia de un compañero suyo lo llevó a la defensa.
"Yo jugaba en media cancha. Tenía problemas para jugar porque había muy buenos jugadores en las fuerzas básicas. Teníamos un partido en Cuernavaca, faltó un defensor, entonces el profesor Gilberto Gálvez me dijo que si no quería jugar de defensa; me puso de defensa, me gustó, a él también y me sentí muy cómodo jugando de defensor. Solo una o dos veces volví a jugar en media cancha, en toda mi carrera. En el año del 74 me convirtieron en defensa, sentí que era mi posición y ahí me quedé", aseguró.
Las cosas en América le fueron favoreciendo hasta ganarse la titularidad y hacerse de un estilo propio que hoy en día sigue destacando. En su currículum como defensor azulcrema habitan seis títulos de Liga y tres de Campeón de Campeones, los cuales lo colocaron como un líder del equipo, que transmitía carácter al grupo.
"Había mucha personalidad, muchos líderes dentro del equipo. La verdad, pensábamos siempre en ganar, no dábamos ventajas. Si veíamos que un compañero estaba medio dormido o estaba desbalagado, lo despertábamos para que compitiéramos lo mejor posible. Era un vestidor lleno de liderazgo, de personalidad, de gente que quería ganar, de gente que tenía la responsabilidad de jugar en el club", señaló.
Su carácter y esa personalidad férrea le dieron el sobrenombre del Capitán Furia, a pesar de que al principio no simpatizaba con éste, poco a poco lo integró a su vida dentro y fuera de las canchas.
"El que me puso el apodo fue el Perro (Enrique) Bermúdez, después a Fernando Schwartz le tocaron las transmisiones del América y él fue el que lo hizo famoso, le dio popularidad cuando narraba los partidos del América. No me gustaba al principio, pero se fue haciendo costumbre y aprendí a vivir con eso. Ya no me molesta".
Hace 20 años se vivió una de las peleas épicas en el futbol mexicano. Un clásico entre América y Chivas terminó en bronca. Una riña donde ambas instituciones se vieron mezcladas entre patadas y puñetazos. Alfredo Tena cuenta su experiencia.
"Ese fue un conato entre Carlos Hermosillo y (Fernando) Quirarte. Yo estaba muy lejos, no supe bien que pasó, vi que Cristóbal (Ortega) se metió, y empezaron los golpes. Fue una riña fuerte. Duró bastante y, bueno, se desbordó la pasión y desafortunadamente fue un espectáculo bastante feo", mencionó el ex zaguero que portaba el número 4.
Alfredo Tena explica lo que es el americanismo: "Es un estilo de vida. El americanista goza los triunfos, los grita, pero también padece cuando se pierde. Es una forma de vivir, como el eslogan dice 'lo quieres o lo odias'. Nosotros aceptamos ese odiar o querer".