Julio César Chávez ha sufrido diversos problemas a lo largo de su vida. Desde su problema con su hijo el Junior, hasta la muerte de su hermano Rafael, la cual estuvo a punto de generarle una recaída en las drogas.
El pasado 25 de junio de 2017, Chávez recibió una llamada que cambió su vida: su hermano Rafael Borrego Chávez había sido asesinado. Todo el mar de emociones hizo que el ex boxeador quisiera tomar venganza por su propia mano, pero al final no sucedió.
En una entrevista en el canal de YouTube Pichi Podcast, confesó que la muerte de sus hermanos Omar y Rafael han sido uno de los peores momentos en su vida. El primero falleció tras ser atropellado cuando era pequeño; el segundo, por un asalto en su casa.
"Fue un golpe muy duro, porque es el hermano que más me demostraba su amor, porque él siempre te abrazaba, te decía 'te quiero un chingo, carnal', lo que no hacían mis otros hermanos. Para mí fue algo muy cabrón", expresó.
De esta forma, Chávez dijo que estuvo a punto de recaer en las drogas y juntarse con unos "malandrines" para vengar la muerte de su hermano el Borrego.
"Estuve a punto de drogarme otra vez, a punto de tomar, a punto de juntarme con unos malandrines e ir a buscar a esos hijos de su puta madre y matarlos, a chingar a su madre", dijo.
Pese a que intentó hacer justicia por sus propios medios para que caso no quedara impune, los culpables fallecieron, por lo que no pudo cumplir su promesa.
"Gracias a Dios ya chingaron a su madre, yo no los maté, yo no sé quién fue, pero los mataron. La gente se los entrega y a chingar a su madre, pinche bola de culeros".
RGS