El fútbol turco está sumido en la polémica y la conmoción tras la impactante agresión del presidente del Ankaragucu, Faruk Koca, al árbitro Halil Umut Meler durante el enfrentamiento contra Rizespor. Las repercusiones van más allá de las fronteras del campo, afectando al panorama político y generando repudio a nivel internacional. En esa línea, la Federación Turca de Fútbol ha tomado medidas drásticas al anunciar la suspensión temporal de todas las actividades futbolísticas en el país. Este castigo colectivo busca enviar un claro mensaje de rechazo a la violencia y salvaguardar la integridad de los participantes en el deporte.
Según prensa turca, la víctima, el árbitro Halil Umut Meler, ha decidido retirarse después de este incidente traumático. Su decisión no solo responde a la agresión física sufrida, sino también al impacto psicológico que podría afectar su capacidad para seguir desempeñando su rol con imparcialidad y seguridad.