- Eduardo Zani
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Cuando celebra un gol apunta al cielo. Todo es para ella. Tenía solo once años. No estaba preparado, pero la vida no cree en momentos. Jakub Blaszczykowski, o ‘Kuba’, vio junto a su hermano mayor como su padre, con cuchillo en mano, dejaba a su madre sin vida.
Todo había empezado con una discusión en el comedor.
Jakub Blaszczykowski tomó a su madre en brazos. Se llamaba Anna y el amor que se tenían era indescriptible, incalculable. Luego de las lágrimas, Kuba no tenía rumbo, y todos sus sueños se derrumbaron. Su papá fue condenado a 15 años de cárcel. No le importó.
“Sé que ese recuerdo me va a acompañar el resto de mi vida. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva. Lo que ocurrió dio un giro de 180 grados a mi vida. Fue como si una roca hubiera caído sobre mi cabeza y una semana después despertara y tuviera que volver a comenzar con mi vida y sobreponerme a todo como si nada hubiera ocurrido”, reveló en una entrevista a ‘Die Welt’, hace algunos años.
Pero el hoy hacedor de sueños polaco necesitaba una ilusión. Un motivo por el cual seguir luchando, viviendo y, sobretodo, soñando.
Si Anna, la madre de Kuba, sabía amar, fue porque Felicja Brzeczek, abuela del jugador, le enseñó cómo hacerlo. Ella se convirtió en la protectora del futbolista luego del fallecimiento. Prometió nunca dejarlo solo, y devolverle esas ganas de vivir, de no saberse menos que otros.
La abuela se volvió su madre, su padre y su guía. Ella lo hizo volver a confiar y, por ende, volver a amar.
“A los 11 años tuve que madurar y empezar a pensar diferente. No es fácil de pronto perder a ambos padres cuando se tiene 11 años. Sólo después de un año o dos me di cuenta de lo que realmente sucedió”, dijo Blaszczykowski.
Perdió las ganas de jugar
Después de este trágico suceso, Kuba perdió la ilusión de jugar fútbol. No quería que ningún sentimiento vivido antes y después de la muerte de su madre y la encarcelación de su padre lo persiguiera. Y este deporte era su mundo.
Jerzy Brzczek, ex capitán de Polonia y, gracias a Dios, tío del jugador, le habló. Lo hizo de dos formas: como familiar que lo ama y como ex futbolista que sabe que su país lo va a necesitar.
Puedes queres liberarte de algo, pero cuando es tan fuerte no lo lograrás. Jakub Blaszczykowski regresó al terreno de juego con otra mirada. No era ya un niño. Después de demostrar su valía en el Wisla Krakovia de Polonia, llegó al Borussia Dortmund, donde se ubicó como uno de los mejores de la Bundesliga.
Perdona, pero no olvida
El alcohol es el sinónimo de muerte en esta historia. Anna murió porque su esposo estaba bajo los efectos de la que considera también como una droga, mientras que años después, el 2011, la cirrosis fue la que decidió el fallecimiento del mismo.
Ahora Jacub Blaszcykowski fue el encargado de llevar a Polonia a los octavos de final con su gol agónico frente a Ucrania. Y no contento con eso, fue fundamental para que Polonia supere a Suiza en dicha etapa de la competición, por lo que ya tienen un lugar dentro de los ocho mejores de Europa.
El amor como filosofía de vida
Jakub Blaszczykowski es un hombre que ama a su familia. Para poder lograrlo, tuvo que dejar ir ese momento tan trágico y difícil de borrar. Si bien los recuerdo a veces lo invaden, Agata y Oliwia, con su papel de esposa e hija respectivamente, le han dado ese temple para poder conseguir todas las metas propuestas.