El estadounidense Billy Collins, como todos los peleadores que brincan al ring, soñaba con convertirse en campeón mundial, pero su historia se truncó de manera abrupta, pues no solo falleció a los 23 años, también perdió la vista producto de la pelea catalogada como la “más sucia de la historia”.
Collins nació en Tennessee y fue entrenado por su padre desde que era un pequeño de 3 años, sin embargo, en su camino se encontró con el peleador puertorriqueño Luis Resto, el otro protagonista de la historia.
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