El Flamengo conocía "el gran riesgo" y fue advertido de la "atención urgente" que requerían las redes eléctricas en su centro de entrenamiento 9 meses antes de que en uno de sus alojamientos perecieran diez jóvenes a causa de un incendio, informa este miércoles el portal UOL.
Los dirigentes del club brasileño sabían que la situación era "de alta relevancia" desde el 11 de mayo de 2018, según mensajes internos citados hoy por el medio periodístico.
La tragedia ocurrió en la ciudad deportiva Ninho do Urubu (Nido del Buitre), en Río de Janeiro.
De acuerdo con UOL, un técnico de seguridad laboral del club hizo el 10 de mayo de ese año una inspección en las instalaciones y al día siguiente envío un correo electrónico a los responsables con los resultados.
"La situación es de alta relevancia y gran riesgo" y es necesaria "la atención urgente de algunos puntos", como "la caja de fusibles del poste de al lado del comedor, disyuntores y cableado en el jardín, y la caja de fusibles detrás del alojamiento de la base", alertó Wilson Ferreira, trabajador del Flamengo.
El informe fue enviado por correo electrónico el 11 de mayo de 2018, según UOL, a los gerentes de Administración del Flamengo, Luiz Humberto Costa Tavares, y de Recursos Humanos, Roberta Tannure; y a un empleado identificado como Douglas Silva Lins de Albuquerque.
Un día después, el documento llegó al director ejecutivo de Administración del Ninho do Urubu, Marcelo Helman.
Además, la pericia incluía una decena de fotografías que mostraban las "chapuzas" realizadas en el cuadro eléctrico situado en la parte de atrás del alojamiento destinado para los canteranos del club, donde ocurrió el incendio el 8 de febrero de 2019.
El alojamiento en realidad era un conjunto de contenedores adaptados como dormitorios que quedó calcinado tras un cortocircuito en uno de los aparatos de aire acondicionado del local.
En el incendio murieron diez jóvenes de las categorías inferiores del Flamengo.
La directiva del club tenía previsto sustituir esos contenedores por nuevas instalaciones a finales de 2018, pero no cumplió con los plazos, de acuerdo con UOL.
De hecho, contrató a una empresa para reparar los desperfectos, pero el trabajo nunca fue realizado y la instalación eléctrica se quedó como estaba hasta el día del incendio.
Además de esa deficiencia en el sistema eléctrico, el Flamengo también había tenido problemas a la hora de adquirir las licencias necesarias para habilitar ese espacio como lugar de alojamiento y reconoció que aún le faltaba el permiso del Cuerpo de Bomberos.
Según la documentación en manos de la Alcaldía, en el área en que estaban los dormitorios debería ser un aparcamiento.
Desde la tragedia, el departamento jurídico de la entidad ha abierto diferentes procesos negociadores con los familiares de las víctimas mortales para indemnizarles.