La noticia de la repentina muerte del joven actor Cameron Boyce, a los 20 años, ha causado una gran conmoción entre sus seguidores y todos aquellos que disfrutaron de sus papeles en “Los Descendientes” o la serie “Jessie”.
Él era un apasionado de las artes, le gustaba actuar y bailar, y el año pasado reveló entre risas a la revista Vice que “cuando algo te apasiona, es difícil pensar en hacer otra cosa”; sin embargo, en la misma entrevista también contó lo difícil que fue conllevar la fama desde los 9 años.
A esa edad, en el año 2008, Cameron Boyce debutó en el cine con la película “Mirrors” y dos años más tarde apareció en la cinta “Son como niños”, donde interpretó a uno de los hijos de Adam Sandler.
Su rápido ascenso a la fama le permitió convertirse en un joven dedicado en los últimos años a actividades benéficas, entre ellas, su trabajo en una fundación sin ánimo de lucro que logró recaudar más de 30,000 dólares para construir pozos de agua potable en Suazilandia.
Sin embargo, la fama y las miradas de los fans lo abrumaron tanto que en los momentos más difíciles tomó la decisión de recluirse en su casa siempre que podía.
“Durante un año de mi vida, si nada me obligaba a salir de casa no lo hacía… Fue una mala manera de gestionar la fama, pero produce un sentimiento de miedo sentir que todo el mundo te mira todo el rato”, contó Cameron Boyce a Vice.
Pese a las adversidades, Cameron Boyce llegó a reponerse y aprendió a conllevar las consecuencias de ser famoso. “Quiero dejar algo más grande que yo mismo cuando ya no esté”, confesó.
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Recordemos que la muerte del artista de Disney fue confirmado por su familia, que explicó que se debió a una enfermedad que Boyce afrontaba. "Con un profundo pesar informamos de que esta mañana perdimos a Cameron", dijo un portavoz en nombre de la familia a la cadena estadounidense ABC.