El Athletic Club cerró el curso 2017-2018 con una sensación absolutamente amarga. El equipo, que partía con la ilusión de mantener su buen nivel de las últimas campañas y que además competía en Europa, se arrastró literalmente durante buena parte de la temporada y ni logró brillar a nivel continental ni ofrecer un rendimiento digno en la Liga (acabó solo dos puestos por encima de la zona de descenso).
Como cabía esperar, la desastrosa actuación del equipo se llevó por delante a José Ángel Ziganda, técnico que nunca dio la sensación de poder motivar a un grupo que, para ser justos y salvo contadas excepciones, tampoco se molestó en echarle una mano. Su lugar en el banquillo será ocupado por Eduardo Berizzo, un preparador con carácter y una idea muy clara de juego que tendrá por delante el reto de devolver la competitividad perdida a un conjunto que no hace tanto destacaba precisamente por su capacidad para no arrojar la toalla.
El Toto no será el único arma para combatir la ansiedad. Tras dos veranos en los que ha pasado de largo por el mercado de verano, el conjunto vasco ha optado por conservar la línea más ambiciosa que ya mostró en invierno, cuando reclutó a Íñigo Martínez, y sumar a su plantilla a cuatro nuevos jugadores: el lateral diestro Ander Capa, el centrocampista Dani García (ambos procedentes del Eibtar) y los carrileros zurdos Christian Ganea (Viitorul) y Yuri Berchiche (París Saint-Germain).
El desembarco de este cuarteto, que apenas ha supuesto un gasto de 28 M€; el retorno del talentoso Unai López, que viene de brillar durante su cesión en el Rayo Vallecano, o el ascenso al primer equipo de los prometedores Iñigo Vicente y Gorka Guruzeta debería dar pie a un nuevo escenario en el que ya no quedará mucho margen para las clásicas excusas relacionadas con la ausencia de fichajes.