Por PROF. Denis Dau Karam
Su metamorfosis ha sido muy mínima. Desde su aparición el balón de fútbol tenía la particularidad en ser redondo. Actualmente, en el campo profesional su presencia en las diversas canchas del mundo atina a una inmejorable tecnología en su circunferencia no superior a 70 centímetros y su peso en 450 gramos. Es el juguete más tradicional y admirado durante los doce meses del año.
Ese balón ya está girando en el presente campeonato ecuatoriano en su primera división de honor y los doce equipos protagonistas pugnan por obtener hasta la finalización del certamen el cetro máximo de campeón y cupos para la participación internacional.
El torneo local es considerado uno más; la agonística puede mejorar en el 2018; los cuerpos técnicos quieren afirmar posiciones estelares; los directivos tratarán de cumplir los objetivos trazados a su hinchada; los jugadores esforzándose en los partidos oficiales para elevar sus habilidades físicas y técnicas; el fanático en seguir siendo el jugador número doce en las gradas; y el periodismo impulsando promociones motivadoras y en ocasiones lanzando severas críticas.
En el Ecuador la conducta de los aficionados avanza positivamente; hay escenarios en donde no aparecen las antiguas cercas y paredes; tal postura es relevante en el mundo del balompié.
Siendo esporádico, lo que sí debería castigarse severamente es a los hinchas vandálicos que acuden a un escenario futbolístico y originan destrozos y gresca (con pena de dos a cuatro años) y hasta muerte deportiva (sanción con 16 años), ya que violentan normas disciplinarias de conducta hacia un espacio físico y a fanáticos rivales.
Se debe entender que el fútbol es el alma y el corazón del deporte, como el arco iris en el infinito cielo. Siendo redondo el balón, deberá también ser redonda la hermandad de los hinchas en un estadio… (O)