El estadunidense Shaun White, que ya había capturado oros en los Juegos de Turín 2006 (Italia) y Vancouver 2010 (Canadá), agrandó su leyenda al ganar este miércoles, en el Phoenix Park, la prueba de 'halfpipe' de snowboard de los Juegos Olímpicos de Pyeongchang, en Corea del Sur, donde se proclamó campeón olímpico por tercera vez.
White, nacido hace 31 años en San Diego (California), llegó a Corea del Sur para confirmar que lo de Sochi (Rusia) -donde algún desconsiderado entendió que su cuarto puesto había sido una debacle- fue un mero accidente y que es el más grande de todos los tiempos en su disciplina.
Hace apenas un mes, el 'tomate volador' -como se dio a conocer al gran público hace doce años, en los Juegos de Turín (Italia), donde capturó su primer oro con una enorme melena pelirroja-, había firmado un ejercicio perfecto, en la prueba del Grand Prix de Snowmass (EEUU).
Allí volvió a conseguir los 100 puntos que había firmado hace seis años en los X Games de Aspen (asimismo en Colorado), donde, desde 2003, ha ganado trece veces.
Y el martes ya había dado un golpe psicológico, al ganar la calificación con una puntuación de 98.50, que superó en tres cuartos de punto la marca con la que este miércoles capturó en Phoenix Park su histórico tercer oro olímpico.
Un día después de la exhibición de su joven compatriota Chloe Kim, de 17 años, en una prueba en la que la española Queralt Castellet fue séptima, White demostró que sigue siendo el rey.
Su primer ejercicio (94.25) ya le valió el liderato provisional, con dos puntos y 25 centésimas sobre al australiano Scotty James -campeón mundial hace un año en la estación española de Sierra Nevada (Granada)-, que al final se conformaría con repetir el bronce olímpico de Sochi, en unos Juegos en los que fue el abanderado de su país.
El japonés Ayumu Hirano tomó la delantera, con un ejercicio en el que 'planchó' dos 1440 seguidos, tras la segunda ronda (95.25), interrumpida unos minutos por el accidente de su compatriota Yuto Totsuka, que hubo de ser evacuado de la pista en camilla.
Pero el nipón, de 19 años, acabó repitiendo en los Juegos de PyeongChang el segundo puesto que había logrado en Rusia hace cuatro años.
Porque White -al que en octubre le tuvieron que dar 62 puntos en la cara tras sufrir un espectacular accidente mientras se entrenaba en Cardrona (Nueva Zelanda)- demostró que la veteranía es un grado. Y, siendo el mayor de todos los competidores, ganó una prueba a la que añadió emoción, al resolverla en el momento justo.
Hirano no había mejorado su valoración en la segunda ronda, en la que se cayó en uno de sus trucos. Y White, del que cuentan que sus padres, Cathy y Roger, invirtieron 20.000 dólares -que no sobraban en casa- para apoyar los inicios de su brillante carrera deportiva, debía mejorar el punto de ventaja que le sacaba el nipón.
El 'tomate volador' comenzó a practicar el snowboard inspirado por su hermano mayor, Jesse, cuya gemela Kari White diseña ropa y accesorios para perros; y cuelga fotos de su bulldog (Rambo) 'tuneado', que luego difunde el campeón en sus redes sociales, en las que tiene millones de seguidores.
De aquella, su familia no se podía permitir quedarse en los caros 'resorts' californianos y todos se alojaban en una furgoneta. Por lo que White sabe de sobra que al estrellato no se llega por casualidad.
Así que, en el momento determinante, no perdió los nervios. Igualó en su último ejercicio los dos 1440 de Hirano y acabó superando al joven japonés en dos puntos y medio.
Logró un tercer oro de leyenda. Y abandonará Corea del Sur tras haber recordado a los escépticos quién es el mejor. No hay duda alguna de quién manda en el 'pipe'. Shaun es un mito.