Y así, después de 26 mil 487 kilómetros recorridos por los Patriotas y 28 mil 67 por las Águilas en la temporada regular, ambos están en la misma ciudad. Minnesota es la última escala en el itinerario de los protagonistas del Super Bowl, en una agenda en la que, originalmente, no estaba programado este viaje, ya que lo incluyeron hasta el domingo 21 de enero.
Nueva Inglaterra empezó la campaña en casa y Filadelfia viajó a Washington, pero ambos querían terminar el largo recorrido de la temporada regular, que empezó en la Semana 1, volando al aeropuerto de Minneapolis–Saint Paul International Airport. Las Águilas llegaron el domingo por la tarde mientras que los Patriotas lo hicieron el lunes.
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El 20 de abril de 2017, las Águilas y los Patriotas pegaron en el pizarrón de sus oficinas el calendario de juegos de la temporada regular. Ese día supieron el camino que tenían que recorrer a lo largo de 17 semanas para aspirar a lograr el primer objetivo, que era calificar a los playoffs. Ahí empezaron a organizar muchas cosas, entre ellas, los viajes que tendrían que realizar semana a semana para cumplir con sus ochos juegos de visitante.
“Quiero que el equipo disfrute este viaje”, dijo el entrenador en jefe de las Águilas, Doug Pederson. “Con todo lo que enfrentamos a lo largo de la temporada y mantenernos juntos, batallando algunas veces, con lesiones, con juegos muy complicados en los que tuvimos que descifrar cómo íbamos a ganar fue muy duro, así que solo quiero que disfruten”.
Doug Pederson, head coach de los Eagles (AP)
Los jugadores saben lo complicado que resulta el poder completar ese itinerario con los suficientes triunfos para avanzar a playoffs, ya que con ese tipo de agenda no solo tienen que prepararse físicamente para aguantar dentro del emparrillado, también deben de resistir los viajes.
Los 106 atletas que están en Minnesota traen cargando más de 26 mil kilómetros recorridos en cuatro meses, un número que no creció gracias a que fueron los sembrados número 1 y jugaron los dos encuentros de playoffs como locales, además de tener que enfrentarse a cambios de horario (del Este en el que ambos están al tiempo del centro -una hora menos- o el del Pacífico -dos horas menos-) y distintos climas.
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Solo por poner un ejemplo de lo que puede significar moverse en la NFL, los jugadores de las Águilas viajaron nueve mil 425 kilómetros en tres semanas, luego de que visitaron de manera seguida a Seattle, Carneros y Nueva York.
“Tienes que ser capaz de tratar esta oportunidad como si nunca más tuvieras la oportunidad otra vez”, dijo el receptor de los Patriotas, Brandin Cooks. “Somos un equipo muy afortunado, así que tenemos que verlo desde ese punto de vista. Fue una larga temporada de mucho viaje y hemos llegado hasta acá, y no sabemos si volveremos a hacerlo, así que vamos a dar todo”.
Brandin Cooks, receptor de los Patriots (AP)
Pero en esa acostumbrada agenda de viaje resultó un tanto distinta para ambos en un punto de la temporada. Los Patriotas vivieron por una semana en Denver mientras que las Águilas lo hicieron en Los Ángeles. El equipo de Bill Belichick decidió que tras enfrentar a Denver previo al juego en la ciudad de México, el equipo no regresaría a casa, sino que se quedaría en esa ciudad no solo para acoplarse a la altura sino para tener un viaje de menor distancia y tiempo, mientras que el coach Doug Pederson también optó por no volver a Filadelfia luego de jugar en Seattle, en cambio, viajaron a Los Ángeles, donde estuvieron una semana preparándose para el juego contra los Carneros.
De esta manera, con las Águilas instaladas ya en Minnesota y esperando a que los Patriotas lleguen, estos equipos van a coincidir en la misma ciudad por primera vez desde el 6 de diciembre de 2015, cuando Filadelfia viajó a Foxboro en un choque de la Semana 13, duelo que ganaron 35-28.