El comienzo de la era post-Manning no fue tan malo como se esperaba, pero este año, los Broncos empezarán a vivir la resaca de una nueva etapa.
El primer movimiento se dio desde la cabeza, con el encargado del proyecto, ya que Vance Joseph llega para tomar las riendas del equipo, en su primera oportunidad de ser entrenador en jefe en la NFL, la buena noticia para él y los fans del equipo, es que tiene una identidad defensiva y no empieza de cero.
El equipo no solo sobrevivió sin Peyton Manning en los controles, sino que terminó con marca de 9-7 y tres de sus derrotas fueron por siete puntos o menos; a pesar de tener un mariscal de campo promedio, una línea ofensiva pésima y un ataque terrestre nulo.
Fue la defensiva la que los mantuvo a flote y basta ver que solo permitieron un promedio de 18.6 puntos, el cuarto mejor de la Liga.
Joseph tiene un perfil defensivo (fue el coordinador de esa unidad en Miami en 2016) y sabe que tiene material para repetir o mejorar lo que hicieron, no solo esta temporada, sino las que vienen, para ser de los mejores conjuntos en la NFL en esa parte del juego.
Eso les permitirá estar en los partidos, les ayudará a no caer en una reconstrucción total, pero con ello no podrán evitar ser víctimas de su pobre perfil ofensivo.
Para nadie es un secreto que al ataque no espantan y tienen más dudas que antes. Trevor Siemian será su mariscal de campo titular por segundo año y poco podrá hacer, porque no tiene el apoyo a su alrededor para hacer que la máquina funcione.
La primera pieza que será un dolor de cabeza es la línea ofensiva. La campaña anterior fue la que tiró al barranco sus posibilidades cada semana, porque fue mala para crear huecos y no le dio la protección a Siemian para tratar de hacer daño.
Por eso no extraña que fuera el cuarto peor ataque terrestre de la NFL con apenas 92 yardas por juego, mientras que permitieron que su pasador fuera capturado 40 veces (el noveno más alto), no pudieron reforzar esta área y esas carencias se mantendrán.
Con lo anterior, la fórmula parece ser: anotar pocos puntos y esperar que su defensiva contenga a sus rivales lo más cerca posible. Si tuvieran enfrente un calendario menos problemático, quizá los números podrían ser más positivos, pero con contrincantes como Dallas, Oakland (dos ocasiones), Gigantes, Filadelfia, Nueva Inglaterra, Cincinnati y Kansas City (dos veces), parecen estar del lado de los no favoritos.
Eso significará una presión extra para Von Miller y compañía. La defensiva sabe que ahora la atención está sobre ellos, no hay estrellas al ataque y esas están de este lado del campo, así que debenmantener omejorar el perfil que tuvieron, algo que no será sencillo con la salida de Malik Jackson y Danny Trevathan y el retiro de DeMarcus Ware.
El rango en el que se va a mover Denver será entre seis y nueve triunfos durante esta temporada, por lo que su defensiva pesará para los contrincantes, pero otra campaña inoperante al ataque (con un coach nuevo enfocado a la defensiva), puede dejarlos con su primera campaña perdedora desde 2010.
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