Estudiantes ya había logrado lo más difícil al ganar en el partido de ida en Potosí a más de cuatro mil metros de altura. Pero ahora tenía que sellar la clasificación en La Plata, ante su público.
La obligación, la pelota y el dominio fue todo de Estudiantes, que enseguida demostró la diferencia de categoría con el equipo boliviano pero tardó en cristalizarlo en la red.
Ni siquiera había podido con el penal en movimiento (el arquero de Nacional tomó la pelota con la mano luego de recibirlo un pase atrás de un compañero y no poder controlarlo) que tuvo en sus pies Mariano Pavone y que rebotó en la barrera multitudinaria.
Recién sobre el final del primer tiempo, tras una infracción infantil de Aldo Paniagua contra Sebastián Dubarbier, que salía del área, derivó en el penal que convirtió Pavone.
Desde ese momento el partido dejó de ser tal. Quedó un solo equipo en la cancha. Nacional Potosí se reconocía inferior y se sabía sin chances de poder remontar la llave. Si en la altura no había podido...
En La Plata fue todo del equipo de Matosas que empieza a ensamblarse. Y el 2-0 fue una jugada made in Estudiantes: córner desde la izquierda del zurdo Dubarbier, la peinó Schunke en el primer palo y definió Pavone en el segundo. Una jugada tan vieja como efectiva.
Lo que quedó fue un mero trámite. Tiempo para despedir al Ruso Santiago Ascacibar que continuará su carrera en el Zenit de Rusia.
Fue un cómodo triunfo de Estudiantes. Una llave que empezó a ganar en la ida, a más de cuatro mil metros de altura, y que aseguró de local para meterse en octavos de final donde lo espera Nacional de Paraguay, que eliminó a Olimpia.