Con la explosión de un petardo, baños de vino, danzas y cánticos, la ciudad de Pamplona iniciaron las celebraciones de San Fermín, nueve días de fiesta que tienen los encierros de toros por sus calles como plato fuerte.
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Al grito de "Viva San Fermín", una joven inauguró las fiestas al prender la llama del petardo conocido como "chupinazo" desde el balcón de la Casa Consistorial de la ciudad navarra, en el noreste de España.
Bajo la fachada, miles de personas vestidas de blanco, con una faja roja en la cadera y el tradicional pañuelo al cuello, respondieron con una explosión de gritos y alegría, mojándose unos a otros con vino y espumoso.
Pamplona espera más de un millón de visitantes, cinco veces su población habitual. Según las autoridades locales, cuatro de cada diez suelen ser extranjeros, muchos siguiendo la estela del Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway, que inmortalizó la tradición en su novela "Fiesta" de 1926.
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La fiesta terminará el 14 de julio. El viernes se celebrará el primero de ocho encierros por las estrechas calles empedradas de la ciudad. Seis toros recorrerán cada mañana los 850 metros del recorrido hasta la plaza, donde se lidiarán por la tarde.
Pamplona quiere combatir la imagen de "ciudad donde todo vale", dijo este mes su alcalde, Joseba Asirón, que ha lanzado una campaña para "luchar contra la lacra de los ataques sexistas" registrados en años anteriores. La ciudad ha establecido un protocolo de actuación de policías y servicios sociales para responder a cualquier denuncia de este tipo.