Rafael Nadal está acostumbrado a ganar en Acapulco sin importar las circunstancias. Al español le da igual que sea en arcilla o en cemento, en el último turno o a las 17:30, contra rivales conocidos o los que son un enigma. Fue lo que ocurrió con el japonés Yoshihito Nishioka (7-6 y 6-3), quien llegó desde la calificación para poner en predicamento al segundo sembrado del Abierto Mexicano.
Por el lado del cuadro menos complicado, Rafa parecía seguro en una semifinal contra el croata Marin Cilic, quien avanzó tras el retiro del estadunidense Steve Johnson, pero el nipón fue un rival más difícil que Mischa Zverev o Paolo Lorenzi.
Tras los games de análisis, el de Manacor no encontró la concentración, sumó dos dobles faltas en fila y concedió la oportunidad de break, sin primer saque (60 por ciento en el capítulo), una pelota larga fue suficiente para que el asiático tomara la ventaja 2-1.
Era el momento para que el ibérico se metiera al partido, reaccionara, y fue más agresivo, pero el japonés, al que nunca había enfrentado, era difícil de descifrar, con un revés sólido que no lo abandonaba.
Nishioka siguió el guión de Nadal y corría tras cada pelota, pero poco a poco la derecha de su rival lo desgastó, Rafa recuperó el break en el octavo game y encontró la tranquilidad 4-4.
Seguía con errores no forzados, pero cuidaba su servicio, ante un asiático que estaba cerca de lograr lo que 12 rivales previos no pudieron en Acapulco: arrancarle un set. El de Manacor no se encontraba, apelaba a su mentalidad a prueba de todo y a su derecha, aunque con buen juego, el japonés navegó hasta el tie break.
Pero en instancias decisivas pocos se mueven como el ganador de 14 torneos de Grand Slam, y rápido construyó una ventaja de 5-0, que después transformó en 7-2. Nishioka no tuvo oportunidad en el desempate.
El regreso de Nadal no mermó la confianza de Yoshihito, quien le apostaba a su zurda, a sus piernas y a que su adversario no estaba en su mejor noche. Temprano, también se quedó con el servicio de su rival, como en el primer capítulo, ya había tomado la ventaja, estaba 2-0, pero esta vez, el español no tardó en reaccionar.
En el siguiente game se quedó con el saque del japonés y mantuvo su servicio con un gran golpe de derecha, Rafa se dio cuenta que para avanzar, no bastaba con jugar, debía esforzarse, hacer valer su calidad y pelear por cada punto. Y en ese terreno es en el que mejor se mueve, así que se puso 2-2.
Entonces el partido se complicó para Yoshihito, que concedió tres oportunidades de quiebre para su rival, en la primera, el español falló la devolución, luego el japonés respondió, pero la tercera fue la vencida, y con otra derecha imposible, el de Manacor desarmó a su rival.
Ya con la ventaja, el ibérico recuperó la memoria, comenzó a trabajar el partido con la derecha y desde el fondo de la cancha, a la espera de los errores del nipón, que fueron cada vez más constantes. En los puntos con su servicio apenas sufría, mientras que su rival padecía para no entregar el partido antes de tiempo.
Fue imposible. Con el 5-3 en el marcador, y 40-40 con el saque de Nishioka, Rafa se lanzó por el partido, para reducir la ventaja de descanso que le tomó Cilic, tras no jugar en cuartos. Con otra derecha marca de la casa, finiquitó el set con el 6-3.
Celebró con un suspiro, el asiático había sido una ecuación difícil de resolver, y estuvo a punto de quitarle un set, pero en Acapulco, Nadal gana siempre, aunque su rival le dé más problemas de los esperados.
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