Renzo Giner Vásquez
Twitter: @Sebginer
La esperada final del Mundial de rugby Inglaterra 2015 cumplió con todas las expectativas que tenía sobre ella. Los All Blacks y los Wallabies se vieron las caras en Twickenham y los hombres de negro pudieron obtener el tercer trofeo mundial en su historia, el segundo consecutivo y la confirmación de que son los mejores del mundo.
Sin embargo, no fue tarea fácil para los neozelandeses alzarse con la victoria. Los Wallabies demostraron su juego y en un momento pareció incluso que podían voltear el partido. A continuación, cinco claves de la victoria de los All Blacks.
1. Mayor concentración en los primeros minutos. El nerviosismo australiano se hizo evidente ante la experiencia de los All Blacks, sobre todo en los primeros minutos. Los entrenados por Steve Hansen se notaban más seguros y cómodos dentro del terreno de juego. Eso causó que los australianos perdieran varios line outs, algunos balones en los rucks y cometieran muchas faltas sobre todo en la primera etapa del encuentro. El nerviosismo australiano generó que ambos equipos se fueran al descanso con una ventaja de 13 puntos para los de negro.
2. Mayor posesión del balón. Los All Blacks basan su juego en la posesión del balón y la extensión de sus jugadas a varias fases hasta que encuentren un espacio por el que penetrar la defensa. Incluso en los 10 minutos que tuvieron un hombre menos (Ben Smith fue sancionado con tarjeta amarilla) los neozelandeses no cedieron la posesión del balón. Al final del partido, el equipo negro tuvo una posesión del 53% y una presencia territorial del 54%, es decir; más tiempo con el balón y más espacio de la cancha cubierta.
3. Mayores variantes ofensivas y manos más rápidas. Nueva Zelanda demostró mayor velocidad y precisión al momento de soltar los pases. Además, el repertorio de jugadas ofensivas con las que cuentan parece inacabable, sobre todo porque el trabajo en equipo se ve complementado con la excepcional habilidad que tienen sus individualidades. La mejor muestra de ello fueron los tries de Ma’a Nonu y la carrera que emprendió Beauden Barrett en el último minuto.
4. Mayor presión en defensa. Pese a que ambos equipos presentaron una línea defensiva muy sólida y comprometida tanto en tackles (Nueva Zelanda tackleó 107 veces y Australia 111) como en rucks, la neozelandesa sacó ventaja al momento de robar y trabar los balones, especialmente en las últimas etapas de cada tiempo, donde el cansancio se hace más evidente y genera que más balones se pierdan. Otra de las armas de los All Blacks fue el bloqueo a las patadas de despeje rivales, una de sus especialidades.
5. El factor Dan Carter. El apertura neozelandés no había tenido suerte en el último Mundial pues una lesión lo había sacado de la competencia luego de disputar solo dos partidos de la fase de grupos. Sin embargo, esta fue su revancha y la mejor despedida que pudo soñar. Anotó 19 puntos repartidos en 4 penales, 2 conversiones y un magnífico drop. Salió elegido el jugador del partido y levantó la tercera Copa Mundial de los All Blacks el día de su partido 112 con la camiseta negra, su último partido.