El capitán de Boca, Pablo Pérez, vivió ayer una tarde de extremos. Jugó mal ante Talleres, fue el foco de reproches de varios hinchas, provocó la falta que derivó en el empate del equipo cordobés, protestó por eso y recibió la amarilla y de repente, cuando el partido ente el líder y su escolta se encaminaba al empate, convirtió el gol del triunfo en tiempo de descuento y protagonizó un festejo desquiciado con dedicatorias, insultos confusos, desahogo y explicaciones posteriores algo más laberínticas.
¿Qué pasó en la Bombonera?
El mediocampista rosarino sabía, como todo Boca, de lo vital del choque con Talleres para la definición de la Superliga. El Xeneize llegaba con 47 puntos, los cordobeses con 41, a falta de siete partidos (21 unidades). Ganar era trascendental para ambos pero más para el local, que venía de sufrir el duro golpe de la final de la Supercopa Argentina perdida con River.
En este contexto la tensión de los jugadores y de los hinchas era notable. El primer síntoma de alivio llegó con el gol de Walter Bou que puso a Boca en ventaja a los 28 minutos del primer tiempo. Sin embargo sobre el final de esa parte, Pérez cometió una falta evitable que luego derivó en el tanto del empate de Talleres.
Con el 1 a 1 en el marcador ya no quedaba tiempo para más. El árbitro Federico Beligoy marcó el final del primer tiempo y allí el volante le protestó su decisión de cobrar esa falta en favor de la T. Sus gestos, desafiantes, terminaron con su amonestación y sobre esto, cuando bajo las escaleras del túnel rumbo al vestuario se topó con un hincha que, desaforado, le recriminó ese foul. "No podés hacer eso, boludo", le dijo y, de paso, le reprochó su bajo nivel contra River con agravios mayores.
En el complemento el volante mantuvo su nivel mediocre, reconocido incluso por él ("fue mi peor partido", dijo al término del encuentro), pero un movimiento magistral de Wanchope Ábila y un centro perfecto al corazón del área chica encontró a Pablo Pérez para marcar el 2 a 1 en favor de Boca y definir gran parte (sino todo) el campeonato.
El futbolista encontró entonces su revancha. El festejo fue una andanada de insultos sin destinatarios evidentes más allá de que, una vez calmo, aseguró que fueron para el hincha que lo agredió en el entretiempo. "Me arrepiento porque sale en todos lados, en el momento no me di cuenta, sale un insulto en la TV y creo que no corresponde. Estuvo desubicado pero espero que el mensaje no se malinterprete porque no fue para toda la cancha", explicó.
La reacción del volante, confusa, no fue bien recibida por buena parte de los simpatizantes Xeneizes. Pero marcó el gol del triunfo, por qué no del título y, ya se sabe, con la victoria consumada ¿a quién le importa todo lo demás?
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