Sorprendentemente Francisco Pancho Segura, uno de los mejores tenistas de mediados del siglo pasado, en sus inicios en del deporte blanco tenía que rogarle a la gente para que jugaran con él.
Fue una confesión del memorable deportista ecuatoriano en una entrevista a la cadena de TV estadounidense ESPN en 2009, que reproduce por extractos BBC Mundo.
Demasiado débil para jugar al fútbol, Francisco Olegario Segura se dedicó al tenis, mientras trabajaba como recogepelotas en el Cub Nacional de Guayaquil. El físico y los 1,67 metros de altura (cinco pies y seis pulgadas) no fue un impedimento para Pancho comenzara a hacer realidad su sueño en los años 30, en el denominado deporte blanco -que era exclusivo de la clase privilegiada-.
Fue pasabolas y más tarde un sparring, y su vertiginoso avance lo convirtió en leyenda por sus títulos en individuales de la NCAA en tres años seguidos, de 1943 al 45.
Revolucionó el circuito amateur, y fue semifinalista de individuales cuatro veces en los U.S. Championships, lo que hoy se conoce como Abierto de Estados Unidos (US Open). También llegó a la final en dobles de hombres y mixtos dos veces en grandes torneos en la década de los 40. Ganó el U.S. Clay Court Championship en 1944 y el U.S. Indoor en 1946.
Sumó tres títulos del mundo en singles, en 1950, 1951 y 1957. En 1984 fue ingresado al Salón de Fama del Tenis Mundial (en Newport, Rhode Island).
"Me enseñé cómo jugar", contó a ESPN en la entrevista del 2009.
"Y trabajé, día a día, durante horas, a pegarle a la pelota contra la pared, rogándole a la gente para que jugara un poquito conmigo", reveló Segura a la televisión estadounidense. (D)