El último mes de Mohamed Salah debe haber sido uno de los peores de su carrera futbolística. No digo de su vida porque en esta etapa de su vida no tiene que viajar cuatro horas y media para entrenar todos los días para ir a entrenar, tal como en su época de escolar. Pero, sin lugar a dudas, las últimas cuatro semanas del atacante egipcio han estado llenas de lesiones y derrotas, cosa atípicas para él después de haber tenido la mejor temporada en lo que va de su trayectoria como jugador.
Todo comenzó el 26 de mayo del presente año, cuando Liverpool y Real Madrid disputaron la final de la UEFA Champions League en Kiev. Mohamed Salah encabezaba al conjunto inglés, que había sido una de las revelaciones del fútbol europeo, ante un cuadro español que sabía de pies a cabeza lo que era participar en finales de esta competición. A pesar que se levantó pensando que podía ser el mejor día de su vida, terminó siendo el inicio de un calvario que iba a afectar a su equipo en dos de los torneos más importantes del mundo.
En el minuto 25 de un encuentro donde Mohamed Salah estaba teniendo una actuación discreta, el delantero de 25 años fue infraccionado por Sergio Ramos luego de que este lo sujetara de su brazo derecho. Sin embargo, más allá de la falta en sí, la caída del egipcio no fue nada cuidadosa y le terminó ocasionando una luxación acromioclavicular, empezando a generar dudas en cuanto a su presencia en el Mundial de Rusia 2018.
Como la historia ya es conocida, el Liverpool perdió el partido 3-1 gracias en gran parte a dos garrafales errores de Loris Karius. Sin embargo, a pesar de ser uno de los duelos más revelantes del año, rápidamente se dejó de hablar sobre el triunfo del Real Madrid y las cámaras fueron hacia Mohamed Salah por la chance que tenía de no participar en la cita mundialista. El jugador nacido en Gharbia tenía un solo objetivo: sumar minutos en Rusia 2018. Y para ello se sometió a todo tipos de pruebas, mientras que en los medíos se decía que no iba a poder llegar y al siguiente día se mencionaba lo contario.
Al fin y al cabo, se metió a la lista de 23 de Héctor Cúper pero tuvo que esperar hasta el segundo partido para vestir la camiseta de su país. Vio como desde la banca de suplentes como su equipo cayó ante Uruguay en el último minuto y en su primera prueba en más de tres semanas contra Rusia, logró hacerse presente en el marcador mediante un penal pero mostró signos evidentes de que no estaba en su mejor forma. A la semana siguiente, volvió a ser titular pero a pesar de volver a marcar, no pudo llevar a su elenco por la senda del triunfo.
Y es así como Mohamed Salah terminó siendo visto como uno de los mejores jugadores del mundo, un candidato al Balón de Oro y el goleador del fútbol europeo de la temporada con 44 tantos a un elemento de un equipo poco protagonista del Mundial de Rusia 2018. En solo cuestión de un mes. El 'Faraón' ya cuenta las horas para iniciar la siguiente campaña con el Liverpool y mostrar todo lo que no pudo hacer en este certamen.