A lo largo de los más de 60 años de historia de la CONMEBOL Libertadores, decenas de cracks sudamericanos deslumbraron y se ganaron la inmortalidad por sus hazañas en el torneo más importante del continente. Aunque la elección es muy difícil, se puede decir que estos son diez de los futbolistas que hicieron grande este campeonato. Y que se hicieron estrellas gracias a él.
Pelé
Para muchos el mejor futbolista de la historia. El astro brasileño se dio el gusto de jugar varias Libertadores. Y de ganarla en dos ocasiones, en las ediciones de 1962 y 1963, siendo una figura relevante. Primero ante el Peñarol bicampeón, y luego nada menos que contra Boca y en La Bombonera. Con Santos, donde jugó buena parte de su estupenda carrera, formó parte de un equipo memorable, que daba cátedra dentro de las canchas, junto con compañeros como Coutinho, con quien jugaba de memoria. La última participación de Pelé en el torneo continental fue en la edición de 1965, tras perder la final contra Peñarol.
Alberto Spencer
Considerado por muchos como el mejor jugador ecuatoriano de todos los tiempos, tiene en la actualidad un récord difícil de superar: es el máximo goleador del torneo, con 54 goles en 87 partidos. Brilló en ese recordado Peñarol que en los sesenta era un equipo temible, y con el que ganó tres Copas Libertadores en 1960, 1961 y 1966. Hijo de padre inglés y madre ecuatoriana, Spencer era un verdadero animal de área. Con movimientos casi felinos resultaba imparable para las defensas de la época. Jugó, además, en Barcelona de Guayaquil, donde disputó las ediciones de 1971 y 1972.
Luis Cubilla
Un jugador extraordinario, que se dio el gusto de ganar tres Libertadores. Y como todo grande, estuvo más allá de las camisetas. Luis Cubilla se coronó dos veces con Peñarol, en 1960 y 1961, y otra con Nacional, el archirival del carbonero, en 1971, en el primer título continental del Tricolor de su historia. Cubilla era un jugador distinto, talentoso, de esos que nunca se escondían y siempre pedían la pelota. También, además de su habilidad, fue un gran goleador. Además triunfó en la Libertadores también como DT, siendo el conductor del Olimpia campeón en 1979 y 1990.
Ricardo Bochini
El Bocha ganó todo con Independiente. Un caso como pocos, al menos en estos tiempos: jugó en el Rojo toda su carrera. Algo impensado en la actualidad. En la Libertadores tiene una marca increíble: fue campeón en 1973, 1974 y 1975, en ese Independiente que en los setenta parecía imparable. Y luego, sumó otra Copa en 1984. El Bocha era un jugador distinto, cerebral, con una visión de juego única y con un dominio del balón extraordinario. Un asistidor nato, dueño de una enorme pegada. Tanto que Diego Armando Maradona lo reconocía como el futbolista que más admiró desde chico, y en el cual se inspiró. Casi nada.
Pancho Sa
Un defensor que hizo historia en la Copa Libertadores: la ganó nada menos que seis veces. Cuatro con Independiente, en esa seguidilla histórica entre 1972 y 1975. Luego, pasó a Boca, donde se consagró bicampeón en 1977 y 1978. En sus años en el Rojo, sólo faltó en un partido de todos los que el equipo disputó para consagrarse tetracampeón. Defensor aguerrido, al que no le sobraba técnica pero sí sentido de la ubicación, tenía la gran virtud de conocer al máximo sus defectos y sus virtudes. Y era, sobre todo, un ganador por naturaleza.
Ever Almeida
Una gloria de la Libertadores. El arquero paraguayo es el futbolista que más partidos disputó en el certamen, con 113 encuentros en 16 ediciones. Todas ellas jugadas con Olimpia de Paraguay. Almeida formó parte del equipo campeón de 1979, que venció al Boca bicampeón del Toto Lorenzo, con el que se rompió la hegemonía de los clubes argentinos, brasileños y uruguayos que ganaban siempre el trofeo. Tiene además, un récord insuperable: fue el primer arquero en la historia de la Libertadores en marcar un gol; lo anotó de penal el 27 de abril de 1984 ante Estudiantes de La Plata.
Juan Román Riquelme
El 10 ganó tres Libertadores, en 2000, 2001 y 2007. En todas jugó grandes partidos. Pero sin dudas, su participación en la edición del 2007 fue determinante. Marcó goles clave (dos en la final contra Gremio) y con su talento fue el estandarte del conjunto que de la mano de Miguel Angel Russo logró la última Libertadores para el club de la Ribera. Fue finalista, además, en 2012, donde Boca cayó con Corinthians. El encuentro en el que Boca eliminó a River Plate por cuartos de final, en el 2000, es muy recordado por el famoso caño al colombiano Yepes, una muestra de habilidad y talento.
Carlos Tevez
Carlitos triunfó en todos los clubes en los que jugó. Brilló en los grandes escenarios de Europa, y tuvo la suerte de hacerlo también en la Copa Libertadores. Un privilegio para pocos, ya que en los tiempos modernos, los grandes jugadores sudamericanos son vendidos muy jóvenes y tienen pocas chances de jugar el torneo continental. Antes de partir hacia el Viejo Continente, el Apache ganó la Copa Libertadores de 2003. En ese ciclo exitoso e inolvidable de Bianchi, Carlitos anotó cinco goles en la Copa, uno de ellos nada menos que en la final ante el Santos, en Brasil.
Neymar
Santos había entrado en la historia de la Copa de la mano de Pelé, en los sesenta. Con O Rei, los brasileños consiguieron el bicampeonato de 1962 y 1963. Pasaría un largo tiempo para que el Peixe volviera al primer plano internacional, cosa que sucedió en la Libertadores de 2011. De la mano de un imparable Neymar, Santos se coronó en la final ante Peñarol, en una dura definición. El 10 marcó seis goles en esa competencia, uno de ellos en la final, y fue gran figura. Luego, llegaría la hora de partir rumbo a Europa.
Antony de Ávila
El campeón sin corona. El ídolo de América de Cali participó de cuatro campañas finalistas pero jamás pudo levantar el trofeo. Sin embargo, se destacó como uno de los mejores delanteros de la década del ochenta, con presencia acostumbrada en las fases de definición. Es es sexto goleador histórico de la Copa.
BONUS TRACK
Zico
Para muchos, el Pelé blanco. Un jugador exquisito, dueño de una pegada fenomenal, fue un jugador muy destacado en las décadas del setenta y el ochenta. La Libertadores se dio el gusto de verlo jugar. Y Flamengo, su club, lo disfrutó al máximo en la edición de 1981, donde el equipo se consagró campeón tras derrotar en las dos finales a Cobreloa de Chile. Ese mismo año el cierre perfecto se daría en Tokio, donde gracias a su magia los brasileños levantarían la Intercontinental al derrotar a Liverpool.