Más que las fortalezas, primero hay que conocer nuestras limitaciones para mejorar. Luizomar de Moura, nuevo técnico de la selección mayor de vóley, sabe de eso. Recibirá a un equipo joven, pero su intención de reeditar las tardes mágicas del vóley peruano no cambia.
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¿Cómo toma el reto de dirigir a Perú?
Las expectativas son positivas. En el Perú existen muchos seguidores del vóley, así
que se tendrá a todo un país jugando conmigo por la victoria. Me preocupa un poco que las jugadoras son muy jóvenes, es una selección Sub 23 básicamente, pero es la
realidad del vóley peruano.
Pero usted ha trabajado mucho con menores...
En algún momento nos pasó en Brasil, en el 2001 y 2002 cuando tuvimos que ir a un
campeonato mundial con las jóvenes que fueron campeonas mundiales juveniles…
Ese tránsito fue más fácil porque esas juveniles venían de ser campeonas. Acá es distinta la situación.
Hay jugadoras de buen nivel técnico que pueden estar en cualquier liga del mundo. El
trabajo no será fácil. No quiero eludir la responsabilidad, pero si alguien dice que es fácil, está mintiendo. Tenemos nuestras posibilidades y vamos a ir por eso.
El objetivo principal es Tokio 2020. ¿Cuáles serán los objetivos a corto plazo?
Cuanto más juguemos, mejor equilibrio tendremos. Los demás rivales tienen los mismos
objetivos. Jugaremos con Croacia, Polonia y otros en el Grand Prix (en julio), pero
lo más importante será el partido con Argentina en la Copa Panamericana (en junio)
porque es el rival que nos dirá en qué nivel estamos en Sudamérica.
¿En qué basará su trabajo?
Con disciplina y trabajo se puede llegar a lo mejor. Pero no quiero prometer que vamos
a ganarle a Brasil, o que vamos a ganar varias cosas. El objetivo posible es volver a
ser la segunda fuerza en Sudamérica. Vamos a ayudar a las categorías menores a tener esa creencia que pueden llegar. Natalia Málaga hizo un trabajo bellísimo al ganar un Sudamericano después de tantos años [luego de 32 años, el de menores en el 2012].
¿Las jóvenes pueden llegar a ser pilares de una selección adulta?
No es fácil que las chicas sean figuras. Acá el universo es chico y tenemos que encontrar un modelo para que jugadoras de 18 o 20 años se asuman como pilares.
¿Por qué decidió venir?
La tradición es muy fuerte y hay una historia que debe ser respetada, y yo la respeto. Tal vez las chicas no saben la dimensión de lo que es el vóley peruano, pero yo sí lo sé y voy a defender eso para crecer.
Ya tuvo un contacto con las chicas de la selección.
Hubo una muy buena relación. Cuando el entrenador habla y todas están atentas es bueno.
¿Siente presión por los objetivos trazados?
Existe una atención muy fuerte de la prensa, los patrocinadores, la gente. Perú es muy
fuerte y las chicas tienen que entender eso y trabajar para ser fuertes. Ser fuertes no se consigue solo con palabras, se consigue con trabajo. Yo he trabajado mucho para que mis jugadoras lleguen a ser las mejores.
Antes de aceptar habló con Natalia Málaga. ¿Qué referencias le dio?
Natalia forma parte del círculo de amistades que el vóley me dio. Hablé con ella y me dijo cosas importantes que me ayudaron, pero yo también quería estar acá.
¿Hubo un contacto con usted en el 2014?
No, nunca existió contacto alguno. En el 2014 se habló de un entrenador brasileño para Perú y fue la prensa la que especuló.
Recién asumirá en mayo. ¿Qué hará previo a ello?
Me voy a terminar la liga con mi club en Brasil, pero hemos hablado con un equipo de profesionales con el que hemos planificado los objetivos de estos meses. Voy a monitorear a mis jugadoras desde allá.
¿Ha podido ver el nivel de la Liga de Vóley?
Claro, yo creo mucho en la Liga. Está mejorando y eso ayuda a la selección. Se entrena más, se prepara más, se compite más y se llega a la selección con un nivel mayor.