23/11/2024

Darío Benedetto lleva tatuado el escudo y Boca tiene su sello: el goleador que le devolvió el alma al equipo - 07.11.2016

Lunes 07 de Noviembre del 2016

Darío Benedetto lleva tatuado el escudo y Boca tiene su sello: el goleador que le devolvió el alma al equipo - 07.11.2016

Darío Benedetto lleva tatuado el escudo y Boca tiene su sello: el goleador que le devolvió el alma al equipo | Jugó de único delantero, conformó una desequilibrante sociedad con Tevez y abrió el partido con dos goles; el xeneize derrotó 3-0 a Gimnasia y encontró algo de paz - LA NACION

Darío Benedetto lleva tatuado el escudo y Boca tiene su sello: el goleador que le devolvió el alma al equipo | Jugó de único delantero, conformó una desequilibrante sociedad con Tevez y abrió el partido con dos goles; el xeneize derrotó 3-0 a Gimnasia y encontró algo de paz - LA NACION

Benedetto celebra uno de sus dos goles en La Plata
Benedetto celebra uno de sus dos goles en La Plata. Foto: FotoBAIRES
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LA PLATA - No fue titular ante Rosario Central, en uno de los encuentros más trascendente que tuvo Boca en el semestre; ése que le abortó la posibilidad de ser campeón en 2016 y que lo dejó sin copas internacionales en 2017. Sin embargo, ese día, Darío Benedetto ingresó y dejó su huella. Ese cabezazo contra el Canalla no sirvió para torcer la historia, de hecho fue en el último instante, pero arrojó una señal: él sería el futbolista que le devolvería la calma al club. No sólo al equipo, también a Tevez, a los Mellizos, a su gente.

Lo cierto es que contra el Lobo, el ex atacante de Arsenal fue el punto más alto, en el contexto de un rendimiento sin grietas. Con un desempeño contundente, el Xeneize superó 3-0 a Gimnasia y obtuvo su primera victoria como visitante en el torneo de primera división (acumulaba tres puntos de 12 en esa condición).

Pero el hombre de la noche, el que apareció junto a Tevez cuando el nerviosismo crecía, fue Benedetto. "Espero estar a la altura y demostrarle a la gente por qué me trajeron", expresó el delantero a mitad de año, cuando arregló su vínculo con Boca. Los simpatizantes ya entendieron las razones. Entiende el juego, es picante y tiene gol.

El jugador tiene tatuado el escudo y el equipo, hoy, lleva su sello. Guillermo dispuso un 4-2-3-1 bien definido con Benedetto de referencia de área y Carlitos por detrás suyo, para conducir los ataques. El dúo funcionó a la perfección.

En el primer tanto, Tevez comenzó la jugada (la paró con la mano y Baliño juzgó que era casual), Benedetto limpió hacia la derecha y ambos volvieron a participar luego del disparo de Pablo Pérez. El Apache hizo que el arquero tripero atajara el segundo remate consecutivo, pero el atacante que llegó desde el fútbol mexicano no perdonó.

Ese minuto, el 31 del partido, resultó el quiebre. El xeneize se puso en ventaja en un pasaje de paridad y el Lobo se quedó con diez por la expulsión de Carrera, quien insultó al árbitro. Enseguida llegó el segundo gol, también con la firma de la pareja Tevez-Benedetto. El delantero descargó, el capitán metió el pase filtrado y el N° 9 definió con calidad, por encima de Martín Arias. Ahí, en ese instante, concluyó el partido. Gimnasia se entregó y Boca se sintió ganador.

A tal punto cambió la confianza del conjunto visitante que Pavón se animó a ensayar un tiro casi imposible. y la bola entró al ángulo. Era el 3-0 y la tranquilidad definitiva. En el complemento no pasó nada, literalmente. Firmaron un acuerdo tácito y esperaron que el tiempo pasara.

Luego de la dolorosa eliminación en la Copa Argentina, el elenco de Guillermo precisaba una reacción inmediata. Necesitaba ganar, convencer y achicar distancias con los de arriba. Cumplió con el triple requisito y hoy es uno de los tres escoltas, a cinco puntos de Estudiantes. El segmento final del año no será sencillo. Se le viene Central (L), San Lorenzo (V), Racing (L), River (V) y Colón (L). El Mellizo puede estar tranquilo, lo tiene a Benedetto. Ése que ya tiene cinco goles en el certamen y que sueña con ser campeón en el club del cual es hincha.

El presente del Lobo

Para Gimnasia es una derrota dura, aunque sólo debería ser un llamado de atención. Después de un buen inicio de torneo (dos victorias en fila), el conjunto platense pasó cuatro partidos sin triunfos (dos puntos de 12) y -para colmo- antes del parate por eliminatorias se le venía una seguidilla sumamente compleja: Racing por Copa Argentina, Huracán, Independiente y Boca.

El equipo tripero no se achicó. El Lobo es uno de los cinco sobrevivientes que tiene la copa nacional (ésa que generó un tsunami en el Xeneize) y en el torneo cosechó cuatro unidades de las últimas nueve en disputa.

Y en el análisis no hay que olvidarse que a Gustavo Alfaro le sacaron al futbolista más desequilibrante en pleno certamen (Maximiliano Meza). Con su salida Gimnasia perdió frescura y pasó a depender de los aportes de los veteranos, como Lucas Licht, Sebastián Romero y Lucas Lobos. Ellos le inyectan gotas de creatividad a una estructura que apuesta por la solidez: venía de tres encuentros con valla invicta (ante la Academia, el Globo y el Rojo).

La Copa Argentina es la gran ilusión del Lobo para lo que queda del año, donde se las verá con San Lorenzo en los cuartos de final.

mr/jld/js

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