MIRA: ¡Sigue con vida! Castillo descontó para el 1-2 de Alianza Lima vs. U. de Chile por Copa Sudamericana | VIDEO
¿Cuáles fueron las consecuencias? Primero, las preguntas incómodas. Por qué no arrancó Quevedo si era el mejor jugador en ataque. “Son cosas de fútbol, de entrenamiento, de la vida y debido a eso jugó Alan (Cantero)”, respondió Pipo en conferencia, luego de afirmar que “Aquino pidió no entrenar”. Entonces, por qué luego ingresó al campo. ¿Estaba lesionado o no?
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El estado de “shock” de Enrique al final del partido es la mejor demostración de este final. Cinco, diez, quince minutos y el argentino que jugó su peor partido del año no se movía ni un centímetro de la cancha. Como para tomarse el tiempo suficiente para entender que lo que comenzó en febrero con dudas, terminó en setiembre con más incertidumbre.
Voces en el silencio
La particularidad de un partido en un estadio sin público es que todo lo que gritan los jugadores y entrenadores se escucha con claridad. Por eso, ni bien inició el encuentro entre Alianza Lima y Universidad de Chile por los cuartos de final de la Copa Sudamericana, se notó una marcada diferencia sobre el papel que tenía Fernando Gaibor: ordenar al equipo.
Si bien Hernán Barcos tenía la cinta de capitán, era el ecuatoriano quien pidió calma y le habló a sus volantes (Alessandro Burlamaqui y Sergio Peña) cuando, apenas en el minuto 5, Lucas Assadi adelantó al cuadro chileno con una definición en cruzado. En el resto de minutos, fue también Gaibor que se acerca a conversar con el árbitro y le daba indicaciones a Guillermo Enrique, Gianfranco Chávez y Burlamaqui sobre en qué posición deberían quedarse para no perder en marca.

Por su parte, Néstor Gorosito, ubicado en su zona técnica, se mantenía quieto con los brazos cruzados. Recién se le vio gesticular cuando se cometió una falta sobre Alessandro Burlamaqui casi al término del primer tiempo y que provocó que todo el banquillo íntimo se levantara a reclamar. El peruano-español lanzó un alarido estremecedor que preocupó a sus compañeros. Sin embargo, se reintegró a unos instantes después.
La historia en la tribuna era otra: solo dos delegaciones y periodistas. Detrás del banquillo de Alianza Lima se encontraban los directivos íntimos, mientras que al centro estaban los del cuadro local y la prensa, hacia la derecha detrás del banquillo chileno. Al no haber público, se vio un panorama inusual: directivos con cánticos, aplausos y arengas para sus jugadores. Gerentes, dirigentes en general y todos los integrantes de la delegación se convirtieron en hinchas al momento de vivir el partido.
“Alan, escúchame, Alan”, gritó Gaibor luego de que notara que Cantero se resbalaba con frecuencia. El grito lo escuchó todo el estadio, así como también sus órdenes: “Tienes que estar más tranquilo”, le decía el volante ecuatoriano. Las mismas indicaciones de posicionamiento también se las daba a Guillermo Enrique, quien perdía balones en la primera parte y se encontraba frustrado. Néstor Gorosito, cada que tenía chance, lo trataba de motivar a que esté más concentrado.
Final con bronca
Una vez que culminó el encuentro, y ya con un 2-1 sentenciando la eliminación de Alianza Lima, dos jugadores se mostraron inconsolables: Kevin Quevedo y Guillermo Enrique. El primero de ellos, se quedó del otro lado del campo lamentándose por el resultado, cubriéndose la cara con camiseta tratando de ocultar sus lágrimas. Por su parte, Guillermo Enrique, además de llorar, también se quedó en shock.

Mientras todo el equipo se quedó reclamándole al árbitro, Enrique se quedó de pie cerca del arco de Guillermo Viscarra y parecía no caer en cuenta de la eliminación. Lo más sorpresivo vino después: ya con todos en su vestuario, el lateral se quedó atónito mirando a la nada durante 20 minutos. Tuvo que acercarse el jefe de seguridad del club íntimo para indicarle que ya debía ir al camerino.
Mientras Enrique veía a la nada, en el túnel ocurría todo lo contrario: jugadores de ambos planteles protagonizaron una pequeña gresca que giró alrededor de presuntas burlas de parte de la delegación de la Universidad de Chile a Alianza Lima por la eliminación, según nos comentaros fuentes del equipo limeño. Sin embargo, no pasó a mayores.
“Un señor de barba. Entre jugadores no, con el cuepo técnico tampoco, un flaco alto dijo “váyanse para casita”. Desubicado, porque nosotros no dijimos que ellos estuvieron mostrando el cul... en Argentina”, dijo Pipo Gorosito sobre el incómodo cruce.
Un final agridulce. Alianza le dijo adiós al sueño internacional. La ilusión duró 18 partidos.
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