En el corazón que sangra tras esta derrota, humillante en el Monumental, hidalga en Allianz Parque, se mastica un ligero alivio que se va con los mil quinientos hinchas de la U que cruzaron el cielo para llegar a Brasil. No es alegría, no es pena, no es rabia. Es un un olor que está ahí y no se va. Se parece, pienso bien, a eso que los brasileños llaman saudade, que no es otra cosa que el hermano menor de la melancolía. No sé trata de enaltecer la derrota, sino de que sirva.
LEE: “Si Universitario quiere dar un verdadero salto de calidad, Barco necesita tomar decisiones”, Ortiz Bisso y la urgente renovación de técnico y jugadores más allá del ‘Tri’
Universitario ha quedado eliminado con total justicia de los octavos de final de Copa Libertadores, a dónde clasificó y fue despedido por mérito propio. Ganó el boleto en River y lo perdió en la ida de esta fase, cuando cayó 4-0, un papelón gigante. Pero quizá se le fue de las manos por esa inocente forma en que encaró la semana pasada el partido, esa molicie que los hizo mirar el partido antes que pelearlo, ese desánimo que apenas a los 15 minutos ya había desencadenado el 3-0. La distancia entre el campeón de la Liga 1 y un millonario brasileño es oceánica, pero el fútbol consiste en que ese 1% de posibilidad no se evapore tan pronto. Ni tan fácil.
¡Gracias por suscribirte a Crema y nata!
Tu inscripción ha sido confirmada. Recibirás nuestro newsletter en tu correo electrónico. ¡Esperamos que disfrutes del contenido!
Lamentamos verte partir.
Tu suscripción ha sido cancelada y ya no recibirás más nuestro newsletter en tu correo electrónico. Si cambias de opinión, siempre serás bienvenido de nuevo.
¡Gracias por habernos acompañado!
Newsletter exclusivo para suscriptores

Y, sobre todo, cuando Fossati creyó más en el pasado de su plantel antes que en el presente.
Fue 0-0 en el cierre de la llave en Sao Paulo, entre otras razones, por la comodidad del resultado de Palmeiras, el poderoso. Siempre en segunda, nunca en quinta. Por ese off side que anuló el bombazo de Jairo Concha a los xx minutos, que tanto merecía ir a su DVD personal. Fue también un ejercicio para testear hombres, acaso la única buena decisión de Fossati en estás dos semanas de Copa, tan dolorosas: Santamaría por Riveros, Inga por Corzo, Vélez por Flores y Carabali de extremo zurdo. La titularidad de Churín es una anécdota.
De todos esos nombres, la U regresa a Lima con una certeza: Anderson Santamaria (seis partidos, cinco por Liga 1 y uno por Libertadores) tiene otra distancia, otra prestancia, otro CV. Fue líbero, esa posición en la que Riveros ha sido una leyenda entre 2023 y 2024, y algo en su salto, en su anticipo, en su personalidad, obliga a pensar que la U ha ganado un titular. Ahora tiene 12. Será Fossati, mirando el clásico del domingo, quien se traicione o se ilumine. La sensatez con la que va peleando el puesto, cero declaraciones, y su permeabilidad para ser stopper, back o incluso 6, abonan a su favor.
Si se traiciona, es decir, tuerce el pasado y renueva a su once, es posible que la llave de octavos haya servido para que Universitario, el actual bicampeón, haya retrocedido solo para lo que sirve. Para poner los pies sobre la tierra. Ganar impulso.

Santamaría, un cambio urgente
Son cinco los partidos que jugó por Liga 1. Lo hizo casi siempre como stopper, sea por derechoa o izquierda, y siempre cumplió con las expectativas que genera un defensa de su categoría. Jugó ocho años afuera, en el fútbol competitivo. Y llegó para aportar lo que le sobra: experiencia.
El clásico será, quizá, un nuevo termómetro para él. Pero el hincha ya pide a gritos que siga siendo titular en la zaga. "Siempre fue de mi agrado. Él tiene la particularidad que puede jugar en más de una posición", reveló Fossati sobre el defensor. Esa polifuncionalidad, que no tiene otro central en la U, es lo que ilusiona.
******
¡Tu pasión merece ser premiada! Accede a contenido exclusivo, sorteos, premios y más con la Suscripción del Hincha. Da click aquí para ingresar.