Era el mejor jugador de América. Hasta que se lo dijeron.
En 2007, la crítica definió así a Juan Pablo Pino, el atacante colombiano que acaba de firmar la ‘U’ para jugar la Sudamericana y ganar el torneo local. Era el mejor Sub 20 del continente. Pero ya pasaron nueve años de eso, siete países y el descontento general del que vio un crack de 19 años en ese Sudamericano de Paraguay y nunca más lo vio. La vieja historia sudamericana del entorno dañino y del jugador que no lo supera. El expediente que puede ser colombiano o chileno, pero muy peruano también.
Ese futbolista está en Lima y va a jugar en la ‘U’ hasta diciembre. Eso es lo único que los periodistas podemos confirmar. Ni su pasado y tampoco su futuro. ¿Qué jugador ha fichado la ‘U’, entonces? Básicamente, un video. Un futbolista de notables condiciones técnicas –YouTube delata su habilidad para amagar y su potencia en el remate- al que le costó construir su carrera en Europa, distribuir sus millones y tuvo que volver a Colombia (primero) y a Perú (ahora) para empezar de cero. El medio local ha funcionado con naturalidad para estos casos, es buena patria, cobija: William César de Oliveira fichó por Alianza Lima en 2002 después de un pasado impecable en Flamengo pero sobretodo, tras el incontestable título de Balón de Oro del Mundial Sub 16 de China. O Johnnier Montaño, el Mejor Jugador del Torneo Esperanzas de Toulón 1999, un crack sin discusiones.
Ninguno la rompió. Con eso también debe luchar.
Con todo en contra, Juan Pablo Pino se suma a Universitario para reemplazar nada menos que al mejor futbolista del medio, Edison Flores. Es cien veces más sano firmar un jugador sin antecedentes de indisciplina, sobre todo si se trata del gran refuerzo de un plantel joven. "Era un joven, era un niño", dijo ayer, como una explicación práctica a por qué no se extendió más la fama de mejor jugador de América Sub 20. El futuro es hoy. La 'U' necesita un futbolista, no un personaje. Le urge un crack, no un pelotero.