Hay que celebrar la gran noticia de que somos sede de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2027 con júbilo y pasión. Pero ella nos compromete, a su vez, a trabajar de manera conjunta y articulada como país para sumar esfuerzos. La visión es superar los Juegos realizados en el 2019 y hacer que los del 2027 sean los mejores de la historia.
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En ese sentido, las instituciones debemos trabajar bajo una misma camiseta, defendiendo los colores del Perú y sin miramientos políticos: Congreso, Gobierno, Comité Olímpico Peruano (COP), Legado, Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y más actores del Estado como el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), el Ministerio de Educación (Minedu), el Instituto Peruano del Deporte (IPD), el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), el Ministerio de Cultura (Mincul), la Municipalidad de Lima y el Gobierno Regional del Callao.
Debemos demostrar que la experiencia adquirida en el 2019 y el hecho de que el Perú posea una de las economías más estables de la región a la fecha nos hacen idóneos para hacernos cargo de este gran reto que abre oportunidades de mejoras económicas, turísticas, comerciales y en la oferta de servicios para Lima y el país.
Ello, sin mencionar la consolidación del sistema polideportivo. Si en el 2019 el deporte se convirtió en un tema de orgullo nacional, marcando un antes y un después en cuanto a experiencia en el manejo de grandes eventos y en la implementación de infraestructura deportiva de primer nivel, en el 2027 se consolidarán la formación y el crecimiento de una élite de deportistas que verán sus sueños hacerse realidad.
No tengo dudas de que el deporte gozará de un despegue a nivel nacional con la práctica de nuevas disciplinas deportivas. Recordemos que, en los Panamericanos de Santiago 2023, Perú logró su mejor resultado en el medallero, como visita, e incluso en Paradeportes el número de medallas pasó de 15 a 34, más del doble obtenido en Lima2019.
El nuevo legado que dejará Lima 2027 será el fomento del consumo local; 500.000 puestos de trabajo directo, indirecto e inducido; la visibilidad y el desarrollo de actividades deportivas; la transformación social a través de los valores del deporte; la mejora urbanística de la ciudad; el aceleramiento del desarrollo del transporte en Lima y el Callao; y el desarrollo deportivo de la región con deportes clasificatorios para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028.
También, educación sobre hábitos y vida saludable, y un Legado intangible: la unión a través del deporte y el sentimiento de orgullo nacional, y el crecimiento de la Marca Perú a nivel internacional, mediante la transmisión de eventos y de las ceremonias. Consolidaremos a Lima como eje del deporte en América y el mundo.
Finalmente, y no menos importante, Lima 2027 debe ser un motivo y un pretexto para potenciar el deporte en las demás regiones del país. Lima 2019 requirió la mejora de infraestructura en la capital, demostrando que podíamos con el reto. El objetivo de Lima 2027 debe ser la perfección y la revisión sobre qué componentes del sistema deportivo nacional vamos a mejorar. Empecemos a mirar y replicar los modelos de gestión de Lima en las regiones. No solo la capital puede tener Centros de Alto Rendimiento; debemos implementar infraestructura vertical para la masificación del deporte y también para las bases, no necesariamente para la alta competencia, sino para la captación de nuevos talentos.