QUITO, Ecuador.- Romper el encanto que envuelve a Independiente del Valle es la misión que tendrá Boca, el jueves, en la Bombonera. El equipo ecuatoriano mostró virtudes para sostenerse de pie en los mata-mata y en los juegos en los que no hay mañana que le puso por delante la Copa Libertadores. Una angustiante clasificación a los octavos de final en Chile, frente a Colo Colo; el golpe de escena en el Monumental, ante River, y el triunfo sobre Pumas, en México, en la tanda de penales fueron las series en las que siempre asomó como punto y terminó siendo banca. Administrar la presión, entender los tiempos del partido, no ofrecer espacios para que Independiente del Valle se impusiera con la velocidad de sus volantes externos son las diferentes piezas del rompecabezas que tendrá que armar Boca para llegar a la última estación y soñar con una nueva conquista internacional.
"Es un equipo que logró sus objetivos: con River no podía perder por más de un gol y lo logró, y acá tenía que ganar y lo hizo. Pero no somos River, Pumas ni Colo Colo, llegamos a semifinales por motivos de calidad de jugadores y juego, así que confiamos en dar vuelta la serie en Buenos Aires", fue el mensaje que lanzó para el grupo y para la gente el director técnico Guillermo Barros Schelotto, que no ocultó su fastidio por cómo se produjeron los goles de Independiente del Valle y por las situaciones favorables que su equipo no tuvo la lucidez para resolver: "Me quedo con que generamos situaciones de gol y que en algún momento nos podríamos haber puesto nosotros arriba 2-1 o haber empatado. La sensación es que nos ganaron por errores nuestros, más que por el rival o la altura. Nos equivocamos en el camino, al salir jugando, en el segundo gol, y en el primero estamos mal parados, marcamos mal y dejamos tirar el centro, que era lo que habíamos hablado que no debía suceder".
Descubrir qué argumentos tiene que sacar a relucir Boca para clasificarse es un juego que podría tener un abrupto desenlace, porque hay circunstancias de un partido que modifican los esquemas y las planificaciones. Le pasó en Quito, donde un error del juez asistente Alexander Guzmán le impidió irse al descanso con una ventaja de 2-0, después del blooper del arquero Azcona, que traspasó la línea de gol con la pelota en sus manos, tras un remate lejano de Pablo Pérez. "Lamentablemente, el árbitro no lo vio. Son detalles que pueden hacer una clasificación, esperemos que el árbitro en la Bombonera esté bien", deslizó el Mellizo, quien aceptó que desde su posición no vio si la pelota había ingresado.
El primer capítulo dejó señales que los xeneizes deberán atender para no desbarrancarse. El resultado le da oxígeno porque con un triunfo 1-0 llegará al objetivo. La valoración del gol de visitante es un motivo de confianza. "El marcador ya está puesto, ahora hay que hacer un partido intenso, como le gusta al técnico, y no tengo dudas de que lo vamos a dar vuelta", comentó Daniel Díaz, sobre una derrota que no dejó a Boca en una posición tan incómoda.
Las bandas resultaron una zona frágil y aunque la altura de Quito fue un contratiempo, la velocidad de Julio Angulo y Bryan Cabezas, autor del primer gol, desnudó las flaquezas de Jara y de Fabra en la marca. Sin la ayuda de los volantes externos, los laterales quedaron expuestos y lastimar por los costados, con respuestas rápidas, es uno de los argumentos que ofrece Independiente del Valle cuando sale de visita. ¿Tiene otros intérpretes Boca para custodiar el lateral? La lesión de Peruzzi le dejó la franja a Jara, a quien el cuerpo técnico observó con mejores posibilidades que Tobio; Jonathan Silva sería la alternativa de Fabra, con quien el mellizo Guillermo se enojó en la jugada que definió el partido: el colombiano intentó un pase de pecho y se quedó corto y derivó en la asistencia a José Angulo, que definió con jerarquía.
En los encuentros que marcan la historia deben asomar los líderes, y Boca precisa reencontrarse con el mejor Tevez. Apagado, errático, por pasajes cansado, el Apache dejó una deuda que debería saldar en la Bombonera, ese espacio que lo llena de energía. En Quito, ejerció su condición de estandarte después del empate, aunque con más entrega que lucidez. El jueves deberá ser una pieza de desequilibrio dentro de un entramado ofensivo, porque jugar la heroica puede confundir al resto y le significaría cargar con una mochila, cuyo peso debe repartirse entre todos.
El regreso del juvenil Pavón, autor del gol frente a Nacional, que llevó la definición a penales, y que se despachó con dos festejos en el debut ante Atlético Güemes, por la Copa Argentina, es una carta de desequilibrio que puede enseñar Boca en el desquite. Su ingreso moverá el tablero: Benedetto, de floja presentación; Zuqui, voluntarioso en el despliegue, en el debut dejó su sello en el gol con el pase a Pérez, quien como toda la estructura fue de mayor a menor. algunos nombres que podrían dejar la alineación.
Boca, con la final tan cerca y tan lejos. Los xeneizes empezarán a desandar el camino para desatar el pequeño nudo que provocó la caída en Quito, una misión que no asoma compleja, aunque tiene sus trampas.