Belo Horizonte fue la sede de un concierto de fútbol de un solo equipo. Alianza Lima salió al campo con otra propuesta, una muy pasiva, dócil y distinta a la que venía mostrando en la copa. Si contra Athletico Paranaense y Libertad el equipo compitió de igual a igual, ante Atlético Mineiro ofreció su peor cara desde que inició esta edición. Fue superado en todo sentido por un rival parchado que estaba al borde de la muerte, pero que revivió en el momento preciso y hoy tiene opciones de avanzar a la siguiente fase. El equipo de Salas remató solo una vez al arco de Everson, mientras que el ‘Galo’ lo hizo en 31 ocasiones, reflejando la desigualdad de lo ofrecido entre uno y otro. ¿Cómo explicar esa diferencia de intenciones?, ¿por qué Alianza terminó sometiéndose si hasta hace poco había competido en igualdad de condiciones?
Salas planteó un partido distinto a sabiendas de lo que podía hacer el rival. Atlético Mineiro llegaba a esta encuentro sin sumar puntos en la copa, con apenas un triunfo en sus últimos cinco partidos, con casi medio equipo en el hospital y al borde de la eliminación. Y el momento de Alianza era la antítesis del cuadro brasileño: un equipo que no perdía hace siete partidos y que lideraba su grupo con cuatro puntos. ¿No era este acaso el momento ideal para dar el batacazo? Pero así es el fútbol. Los blanquiazules jugaron su partido más bajo en la Libertadores, fueron sometidos casi todo el partido y nunca lograron revertir la situación. Resistieron, pero no compitieron. Y así es más que difícil.
No está mal plantear un partido desde lo defensivo. Todos los equipos hacen, es normal. Es un recurso válido en el fútbol y cruelmente estereotipado bajo la etiqueta del ‘ratoneo’, como alguna vez lo bautizó Sergio Markarián. Pero hay que ofrecer algo más que solo una estrategia defensiva, porque finalmente son los goles los que te hacen ganar partidos. Lo de Alianza en Belo Horizonte apenas se acercó a lo defensivo y ni qué decir de lo ofensivo. Si no fuera por Campos y Zambrano, una dupla que dentro de todo lo malo destacó por encima del resto, esa diferencia de dos goles hubiese sido todavía mayor. Y allí no hay tiempo para lamentos, porque Alianza estuvo lejos de competir. Ojo, que quede claro que no está mal defender; pero primero hay que hacerlo bien y después proponer.
La derrota era un resultado previsible y hasta cierto punto bastante lógico. Alianza nunca había podido ganar antes en territorio brasileño; aunque tampoco se puede negar que había ilusión por una victoria. Pero después de lo visto en Belo Horizonte queda claro que ese no es el camino a seguir. Si juegan así, los octavos de final serán solo una quimera, un sueño frustrado para un equipo que necesita sobresalir en el plano internacional. Hay que cambiar el libreto, volver al inicio y recuperar la actitud. Resistir es una opción, pero competir es una opción mucho mejor. Si compites y pierdes, queda la tranquilidad de se dio todo y el rival fue superior. Pero si compites y ganas, la hazaña formará parte de la historia y será la causa de la alegría del hincha blanquiazul.
Se vienen dos partidos claves para Alianza en la Libertadores. Primero ante Libertad y después ante Atlético Mineiro; y, como están las cosas ahora, sus opciones de avanzar a octavos de final pasan por sumar dos victorias en ambos partidos. Ambos son rivales directos y es urgente ganar de local. ‘Chicho’ Salas no puede cometer el mismo error. Hay que competir y ya no resistir.
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