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Bastian, como muchos niños de Lima, aprendió a correr tabla entre Makaha y La Pampilla, en la Costa Verde, a los cinco años. Con su papá bajaba a surfear, pero llegó la pandemia y tuvo que encerrarse en casa. Aquella época, lo que más anhelaba era volver a ponerse el wetsuit y meterse al mar, ese lugar donde llegaba a pasar hasta tres horas al día. Cuando se levantaron las restricciones, su consigna era una sola: medirse con los mejores surfistas de su categoría.
Empezó compitiendo en el circuito nacional de surf, donde se ha perfilado como uno de los tablistas menores de 14 años con mayor proyección. Hace una semana, en Mar de Plata, pudo demostrar que más que una promesa, ya es una realidad: tras clasificar por repechaje a la final, le arrebató el título de la categoría Sub 14 al argentino Facundo Ruggiero. “Estaba un poco nervioso porque las olas estaban muy grandes, pero felizmente pude reponerme”, dijo Bastian sobre su participación.
En la misma categoría pero en damas, la peruana Sofía Artieda obtuvo el primer lugar tras una gran actuación que le permitió imponerse a la argentina Katya Wirsch. Nuestro compatriota Alejandro Bernales, por su parte, se llevó la final de la Sub 16. Con esto, la delegación peruana logró posicionarse en lo más alto del torneo: obtuvo tres medallas de oro, tres de bronce y tres de cobre. Una cifra que comprueba que, hoy más que nunca, Perú sigue siendo tierra fértil para el desarrollo del surf. “Mi meta es seguir avanzando y ganar más torneos. Mi sueño es llegar a la liga mundial de surf”, concluye Bastian Arévalo García Miró.
Mar adentro
En el 2004, una joven de 20 años llamada Sofía Mulanovich demostraba que la tabla también era cosa de chicas. Ese año, se consagró campeona mundial y, sin imaginarlo, inició un cambio de paradigma: si en Brasil los niños nacían con un balón bajo el brazo, aquí lo empezarían a hacer con una tabla de surf. Una nueva generación había visto nacer una nueva figura: las niñas y niños peruanos querían ser como la talentosa surfista de Punta Hermosa.
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Veinte años después de su hazaña, el legado de Sofi se puede ver en el espejo de Antonella Caballero (10), actual campeona nacional de tabla en la categoría Sub 10. El año pasado, obtuvo el primer lugar en tres de las siete sedes donde se disputó el circuito peruano a lo largo de nuestro litoral. “Cuando compito, además de ganar, lo que quiero es divertirme”, es el propósito de la pequeña tablista.
Antonella comenzó a surfear a los cinco años en Puerto Viejo, un balneario cuya ola es respetada por los viejos tablistas debido a los fuertes vientos. Con más de media vida entrenando en este lugar, sabe por dónde ingresar, qué corrientes evitar y qué áreas tienen mayor profundidad. Cuando uno la ve correr una ola, su diminuta figura se agiganta y domina la bravura del mar con una pericia propia de alguien con varias horas de vuelo.
“Hay una nueva generación de chicos que va a dar que hablar en los próximos años”, nos dice Alejandro Caballero, papá de Antonella y ex seleccionado nacional de surf. “Hay varios jóvenes que desde pequeños están en la alta competencia. Eso es bueno para el desarrollo del deporte y, estoy seguro, veremos rendir los frutos más adelante”.
Un país urgido de gloria deportiva espera que así sea.