25/11/2024

Alianza Lima: ¿Cómo era el equipo íntimo que la última vez le ganó a un brasileño por la Libertadores y cuál fue el secreto detrás del triunfo? [VIDEO]

Martes 04 de Abril del 2023

Hace 26 años que Alianza Lima no logra un triunfo ante equipos brasileños por la Libertadores. Se dio en 1997 ante Cruzeiro. Justamente ese año el cuadro íntimo rompió la racha de 18 años sin ganar un título nacional.

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De aquella histórica noche -quizá en ese momento nadie pensaba que lo sería- han pasado 26 años. Y Alianza nunca más pudo celebrar ante un equipo brasileño por el torneo más importante a nivel de clubes. Los enfrentó 19 veces… en todas acabó derrotado. Y este martes, desde las 5 p.m. en casa, en Matute, tendrá la oportunidad de acabar con esa catastrófica estadística cuando enfrente a Athletico Paranaense. Con esa y con la que carga sobre sus espaldas cada vez que juega la Libertadores: 29 partidos sin poder ganar.

“Apenas uno llega al club es lo que se comenta (la racha negativa). Se habla de no ganar, pero empecemos por competir”, señaló hace algunos días Santiago García. El central argentino de 34 años llegó este año a Alianza justamente para eso: para competir en la Copa y, obviamente, acabar con esa racha. Jugó en la Serie A, Bundesliga y Liga MX, además de debutar en Argentina y tener un paso por el fútbol chileno; es decir, experiencia tiene y de sobra. Él y los refuerzos que trajo el club para esta temporada en la que se busca destacar en el plano internacional, algo que no hacen desde 2010, cuando los íntimos llegaron hasta octavos de final.

Para este año, Alianza trajo a Carlos Zambrano, Christian Cueva, Gabriel Costa y Bryan Reyna, todos jugadores de selección peruana. Y también a Andrés Andrade (un ‘10′ que el año pasado fue convocado al seleccionado colombiano) y Pablo Sabbag. También repatrió a Franco Zanelatto.

En conclusión: se armó un plantel para acabar con la racha en la Copa. Algo similar a lo que se hizo para la temporada de 1997, justamente esa en la que se dio el último triunfo ante un cuadro brasileño. Por aquellos días, Alianza pasaba por una situación similar a la que vive ahora. Claro, las rachas son totalmente distintas: entre 1978 y 1986, los íntimos no ganaban ningún título nacional; y ahora, desde 2012 no ganan un partido por Libertadores.

¿Cómo fue que el conjunto victoriano logró cortar la sequía y ganó el título nacional el mismo año en el que vencieron a un equipo brasileño por la Copa? ¿Qué similitudes hay entre ese 1997 y este 2023? Todos los detalles te lo contamos desde los testimonios de los protagonistas.

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1997: el año blanquiazul. ¿Se repetirá este 2023?

Los últimos años antes de 1997, Alianza Lima solo tenía esporádicas alegrías, pero siempre a final de año el título nacional se quedaba en manos ajenas. En octubre del 96, “de casualidad”, como suele decirlo, Alberto Masías asumió como presidente del club. En ese momento era socio e hincha acérrimo de la institución, pero gracias al señor Pío Dávila, entonces presidente, fue directivo y vicepresidente. “El señor Pío tuvo un problema con Canal 4, pidieron su cabeza y terminé asumiendo la presidencia. Yo no era un dirigente de camarín, como se decía en ese momento, era un simple hincha que amaba al club pero tenía muchas ganas de hacer las cosas bien”, nos cuenta Masías.

“La nueva directiva se propuso un reto inmediato: campeonar en la temporada de 1997″, afirma el “Libro de oro” por los cien años de la institución blanquiazul. “Cuando estaba en Alianza veía algunas cosas que demostraban el por qué el equipo no salía campeón en mucho tiempo. Había mucho desorden. Claro, yo en ese momento no tenía un puesto especial, solo podía mirar y apuntar en mi cabeza todo. Cuando fui presidente me aseguré a mi mismo que iba a cambiar las cosas que había visto que no funcionaban”, recuerda Masías.

El primer paso fue reorganizar el club, quitar lo que se hizo mal y empezar a caminar correctamente. De eso se encargó Masías. Lo segundo era traer al técnico idóneo. No se podía fallar en ese aspecto. Y Alberto volvió a dar en el clavo. “Ese año 1996, el técnico era el brasileño Gilberto Alves. De él había escuchado a algunos chicos que habían estado bajo mi cargo en divisiones menores, a los que conocía muy bien como Pedro García, Sandro Gamarra y Loverita Ramírez; ellos eran los más chicos del plantel y me decían que había injusticia en el equipo porque otros jugadores de peso llegaban tarde y jugaban. Había mucho desorden”, nos cuenta.

“Yo aún estaba en el banco y un amigo colombiano me invita a conversar con Carlos Arsecio Paz, entonces presidente del Deportivo Cali, que estaba en Lima. Hablamos de negocios y luego entramos al tema del fútbol. Le pregunté por el profesor Reinaldo Rueda porque nos habían acercado su nombre. ‘Rueda en buen técnico’, nos dijo. ‘¿Pero qué están buscando?’, pasó a preguntarme. “Queremos orden y disciplina”, respondí. ‘Jorge Luis Pinto’, me señaló casi sin pensarlo. Ahí fue que apareció el profesor Pinto que a la postre logró sacarnos campeones después de 18 años”, añade.

Jorge Luis Pinto llegó y desde el primer minuto empezó a imponer la disciplina en un vestuario que años atrás no aceptaba ni quería eso. “Para empezar, ordenó realizar una intensa pretemporada en Arequipa, a cargo del preparador físico Santiago Santos, su compatriota. Además, dispuso algunas medidas que causaron revuelo: la prohibición de los teléfonos celulares y las radios encendidas a alto volumen en las concentraciones, así como las llamadas telefónicas y visitas personales a las casas de los jugadores por la noche para verificar que estuvieran allí”, se lee en el libro aliancista.

Hoy, Alianza Lima se enfrentará a la historia. Como aquel 1997, esta vez también llega como una institución sólida, con un trabajo serio detrás que respaldan los refuerzos, aunque claro, la realidad es otra. Una cosa es pelear un título nacional y otra es salir afuera y competir en desventaja con clubes poderosos que te ganan desde la previa en lo económico. De todos modos, el recuerdo de ese gol de Waldir en el Nacional, a cientos de metros de Matute, aún sigue retumbando.


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