Juegos, bailes, mucha música y diversión eran los complementos perfectos para un verano en Lima y el Callao. Los carnavales fueron los eventos más llamativos para grandes y chicos con globos de agua y baños de pintura, pero ¿Por qué se fue perdiendo?
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A inicios del siglo XIX, durante tres días seguidos de febrero, las personas se ponían sus mejores trajes para movilizarse en los carros alegóricos junto a las reinas de belleza. En otro momento, un grupo de ciudadanos se paraban en las calles para sorprender a los transeúntes con cáscaras de huevo, baldes de agua, harina o pintura.
No obstante, el 1822 el Marqués Torre Tagle, que ejercía el mando del país, decidió prohibir arrojar agua. ¿El motivo? Muchas personas denunciaron haber sufrido acoso y agresiones por parte de algunos residentes, pero aún así no se respeto la medida.
¿Por qué ya no juegan carnavales en Lima?
A pesar de que los carnavales unían a diferentes clases sociales, en 1955 las celebraciones se separaron y cada distrito celebraba por su lado; sin embargo, cada vez era más molesto para las personas y dañaban algunas zonas. En 1967 sucedió un altercado que dejo 600 heridos y más de 1000 detenido en Lima.
En pocos años está costumbre fue desapareciendo en distritos como La Victoria, Barrios Altos, Surquillo, San Martín de Porres, Lince y entre otras zonas. Aunque en el Callao aún se celebraban, pero no con la misma intensidad que en sus mejores años.
En los últimos 15 años, la Policía Nacional del Perú (PNP) y autoridades locales impedían que se juegue los carnavales por el gasto de agua en la capital y primer puerto, pues se gastaba alrededor de 120 millones de litros de agua, cantidad que podría abastecer a 4800 familias en 30 días.
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